lunes, 16 de septiembre de 2013

CUESTIONES AMBIENTALES Y DE SALUD PUBLICA - I

Las industrias aeroespaciales se han visto notablemente afectadas por el enorme incremento de las normativas en materia de medio ambiente y de ruidos, que empezaron inicialmente a aplicarse en Estados Unidos y en Europa a partir del decenio de 1970. La Ley de Limpieza de las Aguas, la Ley de Limpieza del Aire y la Ley de Recuperación y Conservación de los Recursos, en Estados Unidos, y las Directivas correspondientes de la Unión Europea han originado voluminosas normativas locales para cumplir con los objetivos marcados en materia de calidad ambiental. Por lo general, estas normativas fomentan la utilización de la mejor tecnología existente, ya se trate de materiales o procesos nuevos, o de equipos de control de los aviones en vuelo más bajo próximos a aeropuertos. Además, hay asuntos de carácter universal, como el calentamiento del planeta y la destrucción de la capa de ozono, que están obligando a que se introduzcan cambios en las actividades tradicionales: por ejemplo, la prohibición del uso de productos químicos como los clorofluorocarburos, salvo en casos excepcionales. La antigua legislación apenas afectó a la industria aeroespacial hasta el decenio de 1980. El crecimiento constante del sector y la concentración de actividades en las proximidades de los aeropuertos y las áreas industrializadas hizo necesaria su regulación. El sector experimentó una revolución en cuanto a programas para el seguimiento y la gestión de emisiones tóxicas lanzadas al medio ambiente en un intento de garantizar la seguridad. El tratamiento de las aguas residuales procedentes de los trabajos de acabado de metales y de mantenimiento de aeronaves se convirtió en algo habitual en las grandes plantas. La segregación de residuos peligrosos, así como su clasificación, declaración y su posterior tratamiento antes de ser desechados se instituyeron como prácticas habituales en sustitución de los rudimentarios programas existentes. Los programas para la limpieza de vertederos se convirtieron en asuntos económicos de primer orden para muchas empresas ya que los costes aumentaron a muchos millones en cada caso. A finales del decenio de 1980 y principios del de 1990, las emisiones contaminantes a la atmósfera, que constituían más del 80 % de las emisiones totales procedentes de las empresas que construyen y operan con aviones, se convirtieron en el centro de la atención legislativa. La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) estableció normas relativas a las emisiones de los motores en 1981 (OACI 1981).

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