sábado, 31 de mayo de 2014

Responsabilidad y formación

En muchas jurisdicciones, los profesores asumen una responsabilidad tanto personal como del centro respecto de la seguridad de los estudiantes en general y de los de menor edad en particular. “Debido a la edad, grado de madurez y experiencia limitada de la mayor parte de los estudiantes, y puesto que los profesores actúan in loco parentis (en lugar de los padres), se espera de los centros docentes que ofrezcan un entorno seguro y establezcan unas pautas de comportamiento razonables para la protección de los estudiantes” (Qualley 1986).

viernes, 30 de mayo de 2014

Libertad artística

Muchos de los profesores y técnicos que participan en la formación artística son además artistas, lo que produce una multiplicación de las exposiciones a los riesgos derivados de materiales y procesos y puede agravar significativamente los peligros para la salud. Cuando se les plantean riesgos en su campo que desconocían o habían pasado por alto, muchos profesores adoptan una actitud defensiva. Los artistas gustan de la experimentación y suelen inscribirse en una cultura contraria a los poderes establecidos y que fomenta el desafío de las normas institucionales. Ahora bien, es importante que la administración del centro sea consciente de que la búsqueda de la libertad artística no es un argumento válido para descuidar las condiciones de seguridad en el trabajo.

jueves, 29 de mayo de 2014

Profesores de escuelas universitarias y universidades

Aparte de los mencionados en el apartado anterior, en las escuelas universitarias y las universidades son factores de riesgo la tendencia de estudiantes, profesores y técnicos a realizar actividades más experimentales y utilizar materiales y maquinaria potencialmente más peligrosos. Asimismo, estos profesionales suelen trabajar a una escala mayor y durante períodos de tiempo más largos. Entre las medidas de precaución deben figurar la educación y la formación, la realización de controles técnicos y la dotación de equipos de protección personal, la formulación por escrito de procedimientos y políticas de seguridad y la insistencia en su cumplimiento.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Profesores de enseñanza primaria y secundaria

Los riesgos en los centros de enseñanza primaria y secundaria se plantean en prácticas como la pulverización y el uso inseguro de disolventes y otras sustancias químicas y la ventilación deficiente de los procesos. Con frecuencia, se carece de equipos apropiados y del conocimiento suficiente de los materiales para garantizar la seguridad en el lugar de trabajo. Entre las medidas de precaución se encuentran la realización de controles técnicos eficaces, la mejora del conocimiento de los materiales y la supresión de los productos peligrosos y su sustitución por otros más fiables (véase la Tabla 94.2). De este modo, se facilitará la protección, no sólo de profesores, técnicos, personal de mantenimiento y administradores, sino también de los alumnos.

martes, 27 de mayo de 2014

ENSEÑANZA ARTISTICA

Los problemas de salud y seguridad planteados por los programas de formación artística se asemejan a los registrados en las instituciones educativas, desde los institutos de enseñanza secundaria a las universidades. Hay, sin embargo, dificultades especiales porque los riesgos no suelen reconocerse y, sobre todo en el ámbito universitario, pueden alcanzar una escala semiindustrial. 
Entre otros riesgos hay que destacar la inhalación de contaminantes en suspensión en el aire, la ingestión o absorción dérmica de toxinas, lesiones derivadas de la utilización de maquinaria y herramientas, resbalones, tropezones y caídas, y lesiones musculoesqueléticas por esfuerzo repetitivo y otras causas. Las medidas de precaución comprenden la instalación de un sistema de ventilación adecuado (tanto por dilución, como por aspiración local), la manipulación y almacenamiento de las sustancias químicas en condiciones de seguridad, la protección de la maquinaria y un mantenimiento correcto de los equipos, una limpieza eficaz, una conservación adecuada y la dotación de puestos de trabajo ajustables. Una precaución fundamental para prevenir todo tipo de problemas de salud y seguridad en el trabajo es impartir una formación adecuada con carácter obligatorio.

lunes, 26 de mayo de 2014

Control de los riesgos - Resumen de los riesgos existentes en escuelas universitarias y universidades.

domingo, 25 de mayo de 2014

Control de los riesgos

Antes de proceder a la determinación de los riesgos mediante los procesos habituales de inspección e investigación de incidentes y lesiones, y de iniciar las actividades, debe llevarse a cabo una revisión exhaustiva de los programas e instalaciones propuestos. 
Las características de riesgo profesional y medioambiental de los nuevos proyectos de investigación y programas académicos deben tenerse en cuenta en las primeras etapas del proceso de planificación. Es posible que los investigadores no sean conscientes de los requisitos legislativos o las normas de seguridad aplicables a sus actividades. En muchos proyectos, éstos y los profesionales de la seguridad deben colaborar para desarrollar procedimientos de seguridad a medida que avanza la investigación y surgen nuevos riesgos. Teóricamente, la cultura de la seguridad debe incorporarse a la función académica, por ejemplo, mediante la inclusión de información pertinente sobre salud y seguridad en los planes de estudios y en los manuales de prácticas de laboratorio de los alumnos, y la oferta de información específica y de formación a los trabajadores.
La comunicación, la formación y la supervisión de riesgos son esenciales. En los laboratorios, los estudios de arte y los talleres, el control de la ventilación general debe perfeccionarse mediante la instalación de sistemas de aspiración localizada. En algunos casos, puede ser necesario restringir los factores biológicos de riesgo y proporcionar aislamiento o blindaje contra la acción de los isótopos radioactivos. Los equipos de protección personal, aunque no constituyen un método de prevención primaria en la mayoría de las situaciones, pueden ser la opción elegida con carácter temporal o en condiciones experimentales. Suele requerirse la formulación de programas de gestión de residuos y materiales peligrosos. La adquisición y distribución centralizada de las sustancias químicas peligrosas de uso habitual y los experimentos realizados a microescala en la enseñanza evitan el almacenamiento de grandes cantidades de las mismas en laboratorios, estudios o talleres. La adopción de un plan de respuesta de emergencia y de recuperación en caso de desastre, para organizar la acción en caso de sucesos graves que superen la capacidad de respuesta ordinaria, atenuará los efectos de este tipo de incidentes sobre la salud y la seguridad.

sábado, 24 de mayo de 2014

Riesgos potenciales

La gama de riesgos puede ser extremadamente amplia, dependiendo de las dimensiones y el carácter de la institución, del tipo de programas académicos ofrecidos y de la naturaleza de las actividades de investigación (véase la Tabla 94.3). Las pequeñas escuelas universitarias cuya oferta se limita a programas de letras plantean un número relativamente pequeño de riesgos, mientras que en las universidades de ámbito más general, que comprenden facultades de medicina, ingeniería y bellas artes y formulan programas de investigación exhaustivos, los riesgos son más numerosos y, en ocasiones, pueden ser muy graves, como los derivados de sustancias químicas tóxicas y de factores biológicos, riesgos reproductivos, radiaciones ionizantes y no ionizantes y otros agentes físicos. 
Las tareas de mantenimiento, de conservación de campos deportivos, de manipulación de materiales peligrosos, de funcionamiento de maquinaria y vehículos de motor y los trabajos de oficina son comunes a la mayoría de las instituciones y plantean riesgos que se analizan en otros capítulos de la presente Enciclopedia. La violencia en el lugar de trabajo es un problema de creciente importancia y de especial interés para los profesores, el personal en contacto directo con el público, los administradores financieros y el personal de seguridad. Las grandes instituciones pueden compararse con ciudades a escala en las que la población vive y trabaja. Los problemas de seguridad personal y colectiva están interrelacionados con las cuestiones de salud y seguridad en el trabajo.

viernes, 23 de mayo de 2014

ESCUELAS UNIVERSITARIAS Y UNIVERSIDADES

El gran número y la amplia gama de operaciones y materiales peligrosos que se utilizan en la enseñanza, la investigación y las actividades de servicios auxiliares representan un reto para la gestión de la salud y la seguridad en las escuelas universitarias y las universidades. La propia naturaleza de la investigación conlleva un riesgo: el desafío de los límites del conocimiento y la tecnología actuales. Muchas actividades de investigación en los campos de la ciencia, la ingeniería y la medicina requieren la utilización de instalaciones, tecnologías y equipos complejos y costosos que pueden no estar disponibles con facilidad o encontrarse en una fase inicial de desarrollo. También puede ocurrir que las actividades evolucionen y se transformen sin que las instalaciones en que se llevan a cabo sean modificadas para garantizar su seguridad. Muchas de las actividades de mayor riesgo se efectúan de modo infrecuente, periódico o experimental. Entre los materiales utilizados en la enseñanza y la investigación se encuentran algunas de las sustancias más peligrosas, que presentan riesgos cuya documentación en materia de toxicidad y seguridad es deficiente o nula. Esos materiales suelen ser empleados en cantidades relativamente pequeñas por personal de formación inadecuada y en condiciones que distan de ser las idóneas. Los riesgos en materia de salud y seguridad no siempre son reconocidos de inmediato y con facilidad por el personal académico de alta cualificación, que suele prestar escasa atención a los controles legislativos o administrativos por considerarlos factores que limitan su libertad académica. 
Esta libertad es un principio sagrado, defendido enérgicamente por los docentes, que en algunos casos son expertos en sus correspondientes disciplinas. Las restricciones legislativas o institucionales que se consideran lesivas para el mismo se combaten o incluso se desatienden. La imposición de métodos de detección y control de riesgos para la salud y la seguridad en la enseñanza y la investigación no resulta fácil. El personal docente debe convencerse de que las políticas adoptadas a este respecto apoyan y mejoran su misión fundamental y no la limitan. Estas políticas, cuando se aplican, tienden a proteger la función académica y los derechos individuales, más que obedecer a normas y reglamentos externos. Disposiciones en materia de responsabilidad y rendición de cuentas que impliquen directamente a los profesores y los investigadores pueden tener más influencia que las normativas. En la mayoría de los casos, la legislación, las normas y las directrices sobre salud y seguridad se desarrollan para industrias en las que se utilizan grandes cantidades de un número relativamente pequeño de sustancias químicas, en las que los riesgos están bien documentados y en las que existen procedimientos establecidos y una plantilla estable en el marco de un sistema de gestión definido con precisión. 
El entorno académico difiere del industrial en casi todos los aspectos. En algunas jurisdicciones, las instituciones académicas pueden estar exentas del cumplimiento de la legislación sobre salud y seguridad. En general, los sistemas de gestión de estas instituciones son de tipo jerárquico: el personal docente ocupa los puestos de responsabilidad y los profesionales no académicos, los técnicos y el personal auxiliar se sitúa en escalones inferiores. A menudo, se emplea a tiempo parcial a alumnos licenciados para desempeñar diversas funciones de enseñanza e investigación. Miembros del personal docente son designados para ocupar puestos de alta dirección durante mandatos específicos sin tener la experiencia o la formación suficientes para la gestión. Una rotación frecuente puede dar lugar a una falta de continuidad. En este sistema, los investigadores con más experiencia disfrutan de una autonomía relativa para gestionar sus asuntos, incluso en las grandes instituciones. 
Normalmente, controlan sus propios presupuestos, el diseño de las instalaciones, las adquisiciones, la organización del trabajo y la contratación del personal. Los riesgos pueden pasarse por alto o no detectarse. Una práctica común a los investigadores de las instituciones académicas es emplear a alumnos licenciados como ayudantes en el contexto de una relación maestro/aprendiz. Estos trabajadores no siempre están protegidos por la legislación sobre salud y seguridad. Incluso cuando existe cobertura, suelen mostrarse reacios a ejercer sus derechos o exponer sus preocupaciones a sus supervisores, que pueden ser también los responsables de evaluar su rendimiento académico. Largas jornadas de trabajo bajo una gran presión, trabajo por la noche y en fin de semana con una supervisión mínima y unos servicios auxiliares exiguos son características habituales de su labor. Las iniciativas de ahorro de costes y conservación de la energía pueden llegar a reducir la prestación de servicios como la seguridad y la ventilación por las noches y los fines de semana. Aunque los estudiantes no suelen estar protegidos por la legislación sobre salud y seguridad, la diligencia debida exige que se les dispense la misma atención que a los trabajadores de plantilla.

jueves, 22 de mayo de 2014

FORMACION PROFESIONAL Y APRENDIZAJE

La enseñanza de los oficios a través de un sistema de aprendizaje se remonta al menos a la época del Imperio Romano, y se mantiene hoy en día en actividades tradicionales como la zapatería, la carpintería, la cantería y otras. Esta forma de capacitación puede tener carácter informal, cuando una persona que desea aprender un oficio encuentra a un empleador cualificado dispuesto a instruirle a cambio de su trabajo. No obstante, la mayoría de los cursos de aprendizaje están reglados y exigen la celebración de un contrato por escrito entre el empleador y el aprendiz, que se compromete a prestar sus servicios al primero durante un tiempo determinado en compensación por la formación recibida. 
Los programas reglados suelen regirse por normativas relativas a las cualificaciones necesarias para concluir la capacitación establecidas por instituciones como gremios, sindicatos u organizaciones de empresarios. En algunos países, estas dos últimas entidades gestionan directamente los programas, que suelen consistir en una combinación estructurada de formación en el puesto de trabajo e instrucción en las aulas. Sin embargo, en el mundo tecnológico actual, hay una necesidad cada vez mayor de trabajadores cualificados en numerosas áreas, como técnicos de laboratorio, mecánicos, maquinistas, cosmetólogos, cocineros, personal empleado en el sector de servicios, etc. 
El aprendizaje de estas actividades que requieren una cualificación suele ofrecerse en el marco de programas de formación profesional desarrollados en escuelas, institutos, centros politécnicos, escuelas universitarias que imparten programas bianuales y otras instituciones similares. En ocasiones, los programas incluyen prácticas en entornos de trabajo reales. Tanto los profesores como los estudiantes que participan en los programas de formación profesional se exponen a riesgos derivados del contacto con sustancias químicas y agentes físicos, la utilización de maquinaria y riesgos específicos de cada oficio o sector. En muchos programas, los alumnos emplean equipos anticuados donados por las empresas del sector. Son máquinas que no suelen disponer de las medidas de seguridad actuales, como resguardos apropiados, frenos de acción rápida, sistemas de control de ruidos, etc. Con frecuencia, los propios profesores carecen de una formación adecuada sobre los riesgos de la actividad y las precauciones necesarias. Además, es habitual que los centros docentes no cuenten con unos sistemas de ventilación adecuados y otros equipos de prevención.
Los aprendices suelen enfrentarse a situaciones de alto riesgo debido a que se les asignan las tareas más insalubres y peligrosas. A menudo, representan una fuente de mano de obra barata. En este contexto, es aún más probable que los empleadores carezcan de la formación necesaria en materia de riesgos y precauciones propios de la actividad. Los programas informales de aprendizaje no suelen estar regulados y es habitual que los aprendices sometidos a estos riesgos y formas de explotación no tengan posibilidad de recurrir ante ninguna instancia. Otro problema común a los programas de aprendizaje y la formación profesional es la edad. El acceso a estas vías de capacitación suele producirse entre los 16 y los 18 años. La formación profesional puede iniciarse en los centros de enseñanza primaria. Los estudios realizados indican que un porcentaje desproporcionado de las reclamaciones de indemnización por bajas a causa de accidente son presentadas por trabajadores jóvenes (con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años). En Ontario, Canadá, en 1994, el mayor número de trabajadores jóvenes accidentados desarrollaban su actividad en el sector de servicios. 
De estas estadísticas se desprende la posibilidad de que los alumnos que acceden a dichos programas no comprendan la importancia de la formación sobre salud y seguridad. También es posible que los períodos de atención y los niveles de comprensión de los alumnos difieran de los característicos en los adultos, lo que debe reflejarse en su formación. Por último, hay que hacer hincapié en sectores como el de los servicios, en el que la salud y la seguridad no han recibido, por lo general, la atención prestada en otros sectores. En todo programa profesional o de aprendizaje, debe impartirse formación sobre salud y seguridad, incluida la relativa a la comunicación de riesgos. Los profesores o los empleadores deben poseer una capacitación adecuada en materia de riesgos y precauciones, para protegerse a sí mismos e instruir adecuadamente a los alumnos. En el trabajo y en las instalaciones dedicadas a la docencia deben adoptarse las medidas de precaución pertinentes.

miércoles, 21 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - X

En la Figura 94.1 se muestra un taller metalúrgico industrial en un centro de enseñanza secundaria, y en la Figura 94.2, un laboratorio de ciencias con campanas de ventilación y una ducha de emergencia en un centro de la misma categoría. En la Tabla 94.2 se resumen las precauciones especiales que deben adoptarse, sobre todo en materia de utilización de materiales seguros para las escuelas. Para más información sobre las precauciones normalizadas, véanse los capítulos en que se tratan estos procesos (p. ej., Actividades artísticas, culturales y recreativas y Utilización, almacenamiento y transporte de productos químicos). En ocasiones, los profesores que participan en programas de educación especial pueden exponerse a riesgos mayores. Son ejemplos de estos peligros la violencia ejercida por estudiantes que sufren perturbaciones emocionales y la transmisión de infecciones como la hepatitis A, B y C por alumnos ingresados en instituciones y discapacitados en su desarrollo (Clemens y cols. 1992).

martes, 20 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - IX

lunes, 19 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - VIII

domingo, 18 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - VII

sábado, 17 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - VI

Riesgos y precauciones de determinadas disciplinas.

viernes, 16 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - V

Riesgos y precauciones de determinadas disciplinas.

jueves, 15 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - IV

Enfermedades infecciosas que afectan al personal docente y a los trabajadores de los centros de cuidados de día.

miércoles, 14 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - III

Enfermedades infecciosas que afectan al personal docente y a los trabajadores de las guarderías.

martes, 13 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - Programas de enseñanza preescolar - II

Infecciones 
Las enfermedades infecciosas, como las de carácter diarreico, las provocadas por estreptococos y meningococos, la rubeola y las respiratorias y producidas por citomegalovirus son riesgos profesionales fundamentales del personal de las guarderías (véase la Tabla 94.1). En un estudio de estos trabajadores realizado en Bélgica se observó un aumento del riesgo de padecer hepatitis A (Abdo y Chriske 1990). Hasta el 30 % de los 25.000 casos de esta enfermedad declarados anualmente en Estados Unidos se ha relacionado con este tipo de centros. Algunos organismos causantes de trastornos diarreicos, como Giardia lamblia, que provoca giardasis, son extremadamente infecciosos. 
Los brotes pueden presentarse tanto en centros que prestan servicio a poblaciones acomodadas como en los que se dedican a zonas desfavorecidas (Polis y cols. 1986). Ciertas infecciones (como la rubéola y el citomegalovirus) pueden resultar especialmente peligrosas para las mujeres embarazadas y las que planean tener hijos, debido al riesgo de deficiencias de nacimiento causadas por el virus. Los niños enfermos pueden propagar enfermedades, al igual que los portadores asintomáticos. Las vías de exposición más comunes son fecales-orales y respiratorias. Los niños de corta edad suelen tener hábitos de higiene deficientes. Los contactos de la mano con la boca y de los juguetes con la boca son habituales. La manipulación de juguetes y alimentos contaminados es otra forma de entrada. Algunos organismos pueden sobrevivir en objetos inanimados durante largos períodos de tiempo, que van de horas a semanas. 
También los alimentos pueden constituir un vector portador si las personas que los manipulan están enfermas o sus manos están contaminadas. La inhalación de gotículas respiratorias en suspensión en el aire producidas por estornudos o toses realizados sin protección como pañuelos de papel pueden provocar la transmisión de infecciones. Estos aerosoles atmosféricos pueden permanecer suspendidos en el aire durante horas. El personal de las guarderías que trabaja con niños menores de tres años, sobre todo si todavía no han aprendido a utilizar los sanitarios, está expuesto a un riesgo mayor, en especial al cambiar y manipular pañales usados y contaminados por organismos portadores de enfermedades. 
Las medidas de precaución consisten en la disposición de las instalaciones convenientes para el lavado de manos; la higiene regular de esta parte del cuerpo entre niños y trabajadores; el cambio de pañales en áreas designadas al efecto y sometidas a desinfecciones periódicas; la evacuación de los pañales usados en recipientes cerrados y cubiertos de plástico que se vacíen a menudo; la separación de las áreas de preparación de los alimentos del resto de zonas; el lavado frecuente de juguetes, áreas de juego, mantas y otros artículos que pueden contaminarse; una ventilación apropiada, la consecución de índices adecuados de número de niños por cuidador, lo que permite una aplicación correcta de los programas de higiene; la formulación de una política de exclusión, aislamiento o restricción de los niños enfermos, dependiendo de la dolencia; y la adopción de las políticas de baja por enfermedad pertinentes para que los trabajadores enfermos puedan permanecer en su domicilio.

lunes, 12 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - Programas de enseñanza preescolar - I

La atención a la infancia, que exige la asistencia física y con frecuencia la educación de niños de corta edad, adopta muchas formas diferentes en diversas partes del mundo. En muchos países en que son habituales las familias extensas, los abuelos y otras mujeres de la familia cuidan de los niños cuando la madre se ausenta para trabajar. En países en que predominan las familias nucleares y/o monoparentales y las madres trabajan, la atención prestada fuera del hogar a los niños sanos que no han alcanzado la edad escolar suele corresponder a escuelas de párvulos o guarderías privadas o públicas. En muchos países (por ejemplo, Suecia), estas instalaciones dedicadas a la prestación de cuidados a la infancia son gestionadas por los ayuntamientos. En Estados Unidos, la mayoría de estos centros son privados, aunque suelen estar regulados por los departamentos locales de sanidad. Una excepción es el Head Start Program destinado a los niños en edad preescolar y financiado por la Administración. 
En general, la dotación de personal de los centros de atención a la infancia depende del número de niños y de las características de la instalación. Para grupos reducidos (normalmente menos de 12), el centro puede ubicarse en un domicilio particular en el que el prestador de los cuidados atiende, además, a sus hijos en edad preescolar. La plantilla puede estar compuesta por uno o varios asistentes adultos cualificados de forma que se satisfagan los requisitos relativos al coeficiente de niños por cuidador. Los centros de cuidados de día y las escuelas de párvulos son instalaciones de mayor tamaño y carácter más formal. La formación del personal de estos centros debe ser más completa y las plantillas pueden estar compuestas por un director y profesores cualificados, personal de enfermería bajo la supervisión de un médico, restauradores (especialistas en nutrición, gestores de servicios de alimentación y cocineros) y otros trabajadores, como los encargados del transporte y el mantenimiento. Los centros de cuidados de día deben disponer de instalaciones como un área de juegos al aire libre, un guardarropa, un área de recepción, aulas y zona de juegos en el interior, cocina, servicios sanitarios, salas de administración, lavandería, etc. Las obligaciones del personal comprenden la supervisión de los niños en todas sus actividades, el cambio de pañales a los bebés, la atención emocional de los niños, la enseñanza, la preparación y el servicio de comidas, la detección de signos de enfermedad y/o de riesgos para la seguridad y muchas otras funciones. El personal de las guarderías se enfrenta a muchos de los riesgos existentes en entornos interiores normales, como la presencia de contaminantes en suspensión en el aire, la iluminación deficiente, un control de la temperatura inadecuado, resbalones y caídas, y peligro de incendio. (Véase el artículo titulado “Centros de enseñanza elemental y secundaria”.) Sin embargo, el estrés (que a menudo acaba en agotamiento) y las infecciones son los riesgos principales a que se exponen estos trabajadores. Otros factores consisten en la necesidad de levantar y transportar a los niños y el contacto con productos para actividades artísticas potencialmente peligrosos. 
Estrés 
Entre las causas de estrés del personal de las guarderías cabe citar la gran responsabilidad asumida respecto al bienestar de los niños sin recibir a cambio una remuneración y un reconocimiento adecuados; la percepción externa de una falta de cualificación, a pesar de que la formación de muchos de estos trabajadores se sitúa por encima de la media; los problemas de imagen debidos a la amplia difusión concedida a incidentes de malos tratos y abusos a niños protagonizados por miembros del personal de estos centros y que ha dado lugar a la toma de huellas dactilares de trabajadores inocentes tratados como posibles delincuentes; y las deficientes condiciones de trabajo. Entre éstas últimas se cuentan un bajo índice de cuidadores por niño, el ruido continuo, la falta de tiempo y de instalaciones apropiadas para disfrutar de las comidas y los descansos lejos de los niños y la inadecuación de los mecanismos de interacción entre padres y trabajadores, que pueden dar lugar a presiones y críticas innecesarias y posiblemente injustas de los primeros a los segundos. Como medidas preventivas para reducir el estrés de estos trabajadores figuran la elevación de los salarios y la mejora de las prestaciones; el aumento de los índices de cuidadores por niño con el fin de facilitar la rotación de puestos de trabajo, los descansos, las bajas por enfermedad y la optimización del rendimiento, lo que redunda en una mayor satisfacción en el puesto; el establecimiento de mecanismos formales de comunicación y cooperación entre padres y trabajadores (posiblemente, con la creación de un comité de salud y seguridad conjunto); y el perfeccionamiento de las condiciones de trabajo, concretada en la disposición de sillas para adultos, períodos regulares de “silencio”, un área de descanso especial para el personal, etc.

domingo, 11 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - II

Los profesores se exponen a riesgos específicos. Enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el sarampión y la varicela pueden propagarse con facilidad en los centros escolares. Son esenciales, por tanto, las vacunaciones (tanto de alumnos como de profesores), las pruebas de tuberculosis y otras medidas de salud pública normalizadas (véase la Tabla 94.2). 
La sobreocupación y el ruido en las aulas, la inadecuación de las instalaciones y cuestiones relativas al progreso en la carrera profesional, la seguridad en el puesto de trabajo y la falta general de control sobre las condiciones de trabajo contribuyen a la aparición de graves problemas de estrés, al absentismo y al agotamiento del profesorado. Entre las soluciones se encuentran la adopción de cambios institucionales con el fin de mejorar las condiciones de trabajo y la formulación de programas de reducción del estrés siempre que sea posible. Un problema cada vez mayor, sobre todo en los entornos urbanos, es la violencia contra los profesores por parte de los alumnos y, en ocasiones, de personas ajenas a los centros docentes. En Estados Unidos, muchos estudiantes de enseñanza secundaria, en especial de centros urbanos, llevan armas, incluidas pistolas. En las escuelas que presentan este tipo de problemas, es imprescindible poner en práctica programas organizados de prevención de la violencia. 
También los auxiliares docentes se enfrentan a muchos de estos riesgos. Los profesores que imparten clases especializadas pueden verse sometidos a riesgos profesionales adicionales, como la exposición a sustancias químicas, los peligros relacionados con la maquinaria, accidentes, riesgos de carácter eléctrico, niveles de ruido excesivos, radiaciones e incendios, dependiendo del tipo de aula utilizada.

sábado, 10 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - I

En los centros de enseñanza elemental y secundaria prestan sus servicios muchos tipos distintos de trabajadores, como profesores, auxiliares docentes, administradores, personal de oficina, personal de mantenimiento, personal de restauración, personal de enfermería y muchos otros necesarios para el funcionamiento de una institución docente. 
En general, las plantillas de estos centros se exponen a todos los riesgos potenciales que plantean las actividades de interior y administrativas, entre los que se encuentran la contaminación atmosférica de edificios, la iluminación deficiente, una calefacción o refrigeración inadecuadas, la utilización de equipos de oficina, los resbalones y caídas, los problemas ergonómicos debidos a las deficiencias en el diseño del mobiliario de oficina y el peligro de incendio. Las precauciones son las habituales en este tipo de entornos, aunque las normativas sobre construcción e incendios suelen imponer requisitos específicos para los centros docentes debido al gran número de niños que asisten a los mismos. Otros motivos de preocupación en lo que respecta a este tipo de instalaciones son el amianto (sobre todo para los trabajadores de seguridad y mantenimiento), la pintura al plomo desconchada, los plaguicidas y herbicidas, el radón y los campos electromagnéticos (CEM) (en especial en las escuelas construidas cerca de líneas eléctricas de alta tensión). 
Los trastornos oculares y respiratorios provocados por el pintado de las aulas y el alquitranado de los techos con presencia de personas en el centro representan otro problema común. Estas actividades deben realizarse cuando el edificio no esté ocupado. Las tareas académicas básicas que se exigen de todos los profesores consisten en preparar las lecciones, lo que puede incluir el desarrollo de estrategias de aprendizaje, la copia de notas orientativas y la elaboración de recursos visuales auxiliares como ilustraciones, gráficos y similares; impartir la clase, que requiere la presentación de información de un modo organizado que atraiga la atención de los estudiantes y procure su concentración, y puede exigir la utilización de pizarras, proyectores de diapositivas, retroproyectores y ordenadores; redactar, asignar y calificar exámenes; y ofrecer asesoramiento individual a los alumnos. 
La mayor parte de la enseñanza se imparte en las aulas. Además, los profesores especializados en ciencias, arte, formación profesional, educación física y otras áreas, desarrollan buena parte de su actividad docente en instalaciones como laboratorios, talleres de arte, teatros, gimnasios y similares. Asimismo, pueden llevar a los alumnos en visitas de estudios a lugares fuera de la escuela, como museos y zoológicos. Los profesores desempeñan asimismo tareas especiales, como la supervisión de los estudiantes en los pasillos y la cafetería, la asistencia a reuniones con los administradores, los padres y otras personas, la organización y supervisión de las actividades de ocio y de otro tipo desarrolladas en horario extraescolar y otras obligaciones administrativas. Además, asisten a conferencias y otros actos docentes para mantenerse al día en su campo y progresar en su carrera profesional.

viernes, 9 de mayo de 2014

PERFIL GENERAL - II

Las instituciones educativas abren sus puertas a distintos grupos y categorías, prestando cada vez más atención a las actividades externas y dedicadas a no estudiantes. En este sentido, pueden observarse dos tendencias principales: por una parte, se han establecido vínculos con los trabajadores, los centros y los procesos industriales; por otra, se ha instituido una relación cada vez más estable con el desarrollo comunitario, y crece la interacción entre la enseñanza institucional y los proyectos de formación comunitaria. 
Las universidades y colegios universitarios procuran renovar la formación inicial del personal docente mediante la oferta de cursos de actualización profesional. Aparte de las disciplinas y los aspectos específicamente pedagógicos, imparten conocimientos de sociología, economía y antropología educativas. Un planteamiento que aún se enfrenta con numerosos obstáculos es lograr que los futuros profesores adquieran experiencia mediante períodos de formación en instalaciones comunitarias, lugares de trabajo o diversas instituciones educativas y culturales. 
El servicio nacional, generalizado en algunos países, constituye una experiencia sobre el terreno muy útil para estos profesionales. Las grandes inversiones dedicadas a la comunicación y la información favorecen diversos tipos de autoenseñanza individual y colectiva. La relación entre esta opción y la enseñanza reglada es un problema reciente y cada vez más importante. El paso de la formación autodidacta de las personas que no han asistido a un centro docente a la autoformación permanente de jóvenes y adultos no siempre ha sido correctamente valorado por las instituciones educativas. Estas nuevas políticas y actividades educativas plantean diversos problemas, como los relativos a los riesgos y su prevención. 
La educación permanente, que no se limita a la experiencia escolar, convierte distintos emplazamientos, como el entorno comunitario, el lugar de trabajo, el laboratorio y el entorno en general, en instalaciones docentes. Los profesores deben recibir ayuda para llevar a cabo estas actividades y contar con la cobertura de un seguro. En cuanto a la prevención de los riesgos, hay que adoptar iniciativas destinadas a la adaptación de las instalaciones a las actividades educativas. En varios casos, se han acondicionado establecimientos docentes para transformarlos en centros abiertos al conjunto de la población y se han equipado para dejar de ser instituciones educativas en exclusiva y convertirse también en lugares destinados a la realización de actividades creativas y productivas y a la celebración de reuniones. La relación de los profesores y los instructores con los distintos períodos de la vida de los alumnos y los estudiantes, como el tiempo de ocio, el trabajo, la vida familiar y el aprendizaje, requiere también la dedicación de un esfuerzo considerable a la información, la investigación y la adaptación. También se han intensificado las relaciones entre los profesores y las familias de los estudiantes; en ocasiones, los parientes del alumno asisten a las clases impartidas en el centro docente. Las diferencias entre los modelos familiares y los educativos exigen de los profesores un gran esfuerzo para lograr un entendimiento mutuo desde el punto de vista psicológico, sociológico y antropológico. 
Los modelos familiares influyen en las pautas de comportamiento de algunos estudiantes, que pueden vivir una acusada contradicción entre la formación impartida en el hogar y los patrones y normas de comportamiento que rigen en la escuela. A pesar de su gran variedad, todas las formas de enseñanza se caracterizan por algunos rasgos comunes: el profesor no sólo enseña conocimientos específicos o facilita la adquisición de cualificaciones, sino que también trata de transmitir un modo de pensar; debe preparar al alumno para la siguiente etapa de su desarrollo y fomentar su interés y su participación en el proceso de aprendizaje.

miércoles, 7 de mayo de 2014

PERFIL GENERAL - I

El ámbito de la docencia se extiende desde los jardines de infancia hasta las instituciones de posgrado, y no sólo abarca la enseñanza académica, sino también la formación científica, artística y técnica en laboratorios, estudios y talleres, así como la formación física en campos de deporte, gimnasios y piscinas. En la mayoría de los países, casi todas las personas reciben en algún momento la influencia de los miembros de esta profesión, y los propios docentes tienen orígenes tan diversos como los alumnos a los que enseñan. Muchos de los miembros veteranos de la profesión desempeñan además tareas administrativas y de gestión. Por otra parte, el desarrollo de políticas y actividades que promueven la educación a lo largo de toda la vida exige una revisión del concepto convencional de profesorado de las instituciones tradicionales (escuelas, universidades). 
Los miembros de la profesión docente desempeñan sus tareas utilizando métodos educativos formales e informales, tanto en la formación básica como en la continua, en centros de enseñanza y fuera de ellos. Aparte de los alumnos en edad escolar y los universitarios, en muchos países surgen nuevos tipos de estudiantes cada vez más numerosos: jóvenes en busca de empleo, mujeres que desean reincorporarse al mercado de trabajo, jubilados, trabajadores emigrantes, personas discapacitadas, grupos comunitarios, etc. En concreto, encontramos categorías de personas que en el pasado estaban excluidas de las instituciones educativas ordinarias: analfabetos y discapacitados. 
La diversidad de instalaciones de aprendizaje no es ninguna novedad, y siempre ha existido la autoeducación privada y, de un modo u otro, la formación a lo largo de la vida. Pero hay un factor nuevo: el desarrollo creciente de este último tipo de formación en lugares no concebidos inicialmente como centros de enseñanza (por ejemplo fábricas, oficinas e instalaciones de ocio), y la utilización de nuevos recursos, como asociaciones, medios de comunicación de masas y la autoeducación asistida. Este desarrollo y difusión de las actividades educativas ha dado lugar a un aumento del número de personas dedicadas a la enseñanza con carácter profesional o voluntario. Muchas de las actividades catalogables en el campo de la educación pueden solaparse: profesores, instructores, conferenciantes, promotores y organizadores de proyectos docentes, consultores en materia de educación y formación profesional, asesores especializados en el desarrollo de la carrera profesional, especialistas en educación de adultos y administradores. En cuanto a los miembros de la profesión docente representados en los mercados de trabajo, se observa que, en la mayoría de países, constituyen una de las categorías más significativas de trabajadores asalariados. 
En los últimos años, la importancia de los sindicatos de la enseñanza ha aumentado sin cesar, de acuerdo con el número cada vez mayor de profesores. La flexibilidad de horarios de trabajo les ha permitido desempeñar un papel significativo en la vida política de muchos países. En numerosos sistemas en los que la escuela se ha convertido en un centro de servicios educativos permanentes o a lo largo de toda la vida, puede encontrarse un nuevo tipo de educador, que no es exactamente un profesor en el sentido antiguo del termino, sino un profesional procedente de variados sectores, incluidos expertos artesanos, artistas, etc., que contribuyen de forma permanente u ocasional al desarrollo de las actividades docentes.

lunes, 5 de mayo de 2014

Referencias

Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC). 1985. Polynuclear aromatic compounds,
Part 4: Bitumens, coal tars and derived products, shale oils and soots. En IARC Monographs
on the Evaluation of the Carcinogenic Risk of Chemicals to Humans. Vol. 35. Lyon: IARC.
American Society of Mechanical Engineers (ASME).
1994. Mobile and Locomotive Cranes: An American National Standard. ASME B30.5-1994. Nueva York:
ASME.
Arbetarskyddsstyrelsen (Junta Nacional Sueca de Seguridad y Salud en el Trabajo). 1996. Comunicación
personal.
Burkhart, G, PA Schulte, C Robinson, WK Sieber, P Vossenas, K Ringen. 1993. Job tasks, potential
exposures, and health risks of laborers employed in the construction industry. Am J Ind Med 24:413-425.
California Department of Health Services. 1987. California Occupational Mortality, 1979-81. Sacramento,
California: California Department of Health Services. Comisión de la Comunidad Europea. 1993. Safety and
Health in the Construction Sector. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de la Unión Europea.
Comité Europeo de Normalización (CEN). 1994.
EN 474-1. Earth-moving Machinery—Safety—Part 1:
General Requirements. Bruselas: CEN.
Commission on the Future of Worker-Management
Relations. 1994. Fact Finding Report. Washington, DC: US Department of Labor.
Consejo de la Comunidad Europea. 1988. Directiva del Consejo de 21 diciembre 1988 relativa a la aproximación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas de los Estados Miembros sobre los productos de construcción (89/106/CEE). Luxemburgo: Oficina de Publicaciones
Oficiales de la Comunidad Europea.
Consejo de la Comunidad Europea. 1989. Directiva del Consejo de 14 de junio 1989 relativa a la proximación de las legislaciones de los Estados Miembros sobre máquinas (89/392/CEE). Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de la Comunidad Europea.

domingo, 4 de mayo de 2014

GRAVA

La grava es un conglomerado suelto de piedra que ha sido extraída de un depósito superficial, del fondo de un río o se ha arrancado de una cantera y se ha machacado al tamaño requerido. La grava tiene multitud de empleos, entre ellos: balasto para vías férreas, carreteras, aceras y cubiertas; como material de relleno en el hormigón (a menudo para cimientos); en urbanización y jardinería; y como material filtrante. Los principales riesgos de salud y seguridad para quienes trabajan con grava son la sílice portada por el aire, los problemas musculosqueléticos y el ruido. Muchos tipos de roca usados para la producción de grava desprenden, de modo natural, dióxido de sílice en forma de cristales libres. El contenido de sílice de los distintos tipos de roca sin machacar es variable y no es un indicador fiable del porcentaje de polvo de sílice contenido en una muestra de polvo. 
El granito contiene aproximadamente un 30 % en peso de sílice. El contenido de sílice libre en la caliza y el mármol es menor. La sílice puede ser llevada por el aire durante las operaciones de cantera, serrado, machaqueo, clasificación y, en menor cuantía, al extender la grava. La generación de sílice en el aire puede evitarse, generalmente, mediante regado y rociado con agua, y, a veces, con sistemas de extracción local (SEL). 
Además de los trabajadores de la construcción, entre los trabajadores expuestos al polvo de sílice se incluyen los trabajadores de las canteras, los que construyen vías férreas y los que realizan trabajos de urbanización. La silicosis es más frecuente entre los trabajadores de canteras o de plantas de machaqueo que entre aquellos que trabajan con la grava como producto acabado. Se ha observado un elevado riesgo de mortalidad por neumoconiosis y otras enfermedades respiratorias no malignas entre una población de trabajadores en plantas de machaqueo de áridos en Estados Unidos. 
Los problemas musculosqueléticos se pueden producir a causa de la carga, descarga o extendido manuales de la grava. Cuanto mayor sea el tamaño del árido y el de la herramienta que se utilice, más arduo se hace el manejo del material con las herramientas de mano. Se puede aminorar el riesgo de roturas y torceduras, haciendo que las tareas pesadas sean compartidas por dos o más trabajadores o mediante el uso de máquinas de tracción animal o mecánica. Las palas o rastrillos de un tamaño menor acarrean o mueven pesos menores que las de mayor tamaño y pueden reducir el riesgo de sufrir problemas musculosqueléticos. El procesado y manipulación mecánicos de la piedra o la grava producen ruido. El machaqueo de la piedra mediante el uso de molinos de bolas, genera ruidos y vibraciones considerables de baja frecuencia. El transporte de grava con tolvas metálicas inclinadas y su mezcla en tambores son dos operaciones ruidosas. Se puede amortiguar el ruido empleando materiales fonoabsorbentes o fonorreflectantes para rodear el molino de bolas, utilizando tolvas forradas con madera u otro material fonoabsorbente (y duradero) o mediante el uso de tambores de mezcla con aislamiento acústico.

sábado, 3 de mayo de 2014

Medidas de salud y seguridad

Ya que el asfalto calentado puede causar serias quemaduras en la piel, los que trabajan con él deben llevar ropas amplias, en buen estado, con el cuello cerrado y las mangas bien bajadas. Han de llevar protecciones en las manos y brazos. Los zapatos deben tener 15 cm de altura e ir abrochados de manera que no queden resquicios por los que el asfalto caliente pueda entrar en contacto con la piel. También es recomendable el uso de protecciones de cara y ojos cuando se maneja asfalto caliente. Es conveniente disponer de vestuarios para cambiarse la ropa, lavabos y duchas. En las plantas de trituración, donde se produce polvo, y en las calderas de cocción del asfalto de donde se escapan humos, ha de establecerse una ventilación por medio de extractores. 
Las calderas de asfalto deben instalarse en un sitio seguro y bien nivelado, para evitar que puedan volcar. Los trabajadores han de situarse al lado de barlovento de las calderas. La temperatura del asfalto calentado debe comprobarse con frecuencia, para evitar un recalentamiento excesivo y un posible incendio. Si se acerca al punto de inflamación, se debe apagar inmediatamente el fuego de las calderas y alejar cualquier llama u otra fuente posible de ignición. Cuando se esté calentando el asfalto debe tenerse a mano un equipo de extinción. Para la extinción de los fuegos producidos por asfaltos, los extintores más adecuados son los de dióxido de carbono y agentes químicos secos. Los extendedores de asfalto y el conductor de una máquina extendedora deben llevar máscaras de respiración de media cara con cartuchos para vapores orgánicos. Además, para evitar la ingestión involuntaria de materiales tóxicos, los trabajadores no deben comer, beber o fumar junto a una caldera. 
Si el asfalto fundido toca la piel, debe enfriarse rápidamente con agua fría o con cualquier otro método recomendado por los médicos. Si la quemadura es extensa debe cubrirse con gasas estériles y llevar el paciente al hospital; las quemaduras menores deben ser examinadas por un médico. No deben usarse disolventes para quitar el asfalto de la carne quemada. Tampoco se debe intentar quitar las partículas de asfalto de los ojos; pero la víctima debe acudir inmediatamente al médico.

viernes, 2 de mayo de 2014

Clases de betunes/asfaltos

Clase 1: Los betunes de penetración se clasifican por su grado de penetración. Son, generalmente, el producto residual de la destilación atmosférica del petróleo crudo aplicando una posterior destilación al vacío, una oxidación parcial (rectificación al aire), una precipitación por disolventes o una combinación de dichos procesos. En Australia y Estados Unidos, los betunes de unas características aproximadas a las antes descritas reciben el nombre de cementos asfálticos o asfaltos de viscosidad graduada, y se especifican sobre la base de la medición de su viscosidad a 60 °C. 
Clase 2: Los betunes oxidados se clasifican por su punto de reblandecimiento y grado de penetración. Se producen haciendo pasar aire a través del betún blando y caliente en condiciones de temperatura controladas. Este proceso altera las características del betún, al reducir su susceptibilidad a la temperatura y aumentar su resistencia a diferentes esfuerzos aplicados. En Estados Unidos, los betunes producidos con aire soplado se conocen como asfaltos soplados por aire o asfaltos de trabajo, y son similares a los betunes oxidados. 
Clase 3: Los betunes fluidificados (cutback) se producen mezclando betunes de penetración y betunes oxidados con disolventes volátiles adecuados procedentes del petróleo crudo, tales como el éter etílico, queroseno o gasóleo, para reducir su viscosidad y hacerlos más fluidos y fáciles de manejar. Cuando el disolvente se evapora, se recuperan las propiedades iniciales del betún. En los Estados Unidos estos asfaltos se denominan a veces asfaltos de carretera. Clase 4: Los betunes duros se clasifican normalmente por su punto de reblandecimiento. Se fabrican de manera similar a los betunes de penetración, pero su grado de penetración es inferior y su punto de reblandecimiento es más elevado (es decir, son más frágiles). 
Clase 5: Las emulsiones bituminosas son finas dispersiones de gotas de betún (de las clases 1, 3 o 6) en agua. Se fabrican usando batidoras de alta velocidad, como los molinos coloidales. El contenido de betún puede oscilar entre el 30 y el 70 % en peso. Las emulsiones pueden ser aniónicas, catiónicas o neutras. En Estados Unidos se denominan asfaltos emulsionados. 
Clase 6: Los betunes mezclados o fluxados pueden fabricarse mezclando betunes (principalmente, de penetración) con extractos de disolventes (subproductos aromáticos del refino del petróleo crudo), con residuos termofisurados del petróleo pesado, o con ciertos productos destilados del petróleo pesado con un punto de ebullición final superior a 350 °C. 
Clase 7: Los betunes modificados contienen cantidades apreciables (normalmente del 3 al 15 % en peso) de aditivos especiales, como polímeros, elastómeros, sulfuros y otros productos usados para modificar sus propiedades; se emplean para aplicaciones especiales. Clase 8: Los betunes térmicos se fabricaban por destilación prolongada a altas temperaturas de residuos del petróleo. Actualmente ya no se fabrican ni en Europa ni en Estados Unidos. 

Fuente: IARC1985

jueves, 1 de mayo de 2014

Exposiciones y riesgos - II

Los efectos sobre el árbol traqueobronquial y los pulmones de los ratones al inhalar un aerosol de asfalto y, en otro grupo que inhaló humo de asfalto calentado, dieron lugar a congestión, bronquitis, neumonía, dilatación bronquial, cierta infiltración en las células redondas peribronquiales, formación de abscesos, pérdida ciliar, atrofia epitelial y necrosis. 
Los cambios patológicos fueron diferentes y algunos animales se mostraron relativamente refractarios al tratamiento. Se llegó a la conclusión de que estos cambios constituían un fenómeno general causado por respirar aire contaminado con hidrocarburos aromáticos, y que el grado de cambio depende de la dosis respirada. Los cobayas y las ratas que respiraron humos de asfalto calentado mostraron efectos como neumonías crónicas fibrosas con adenomatosis peribronquial, y las ratas desarrollaron una metaplasia celular escamosa, pero ninguno de los animales presentó lesiones malignas. Se han realizado pruebas sobre los efectos de la aplicación de asfaltos refinados al vapor a la piel de los ratones. 
Los asfaltos no disueltos, las disoluciones en benceno y una fracción de asfalto refinado al vapor produjeron tumores de la piel. En la aplicación de los asfaltos refinados al aire (oxidados) a la piel de los ratones, con el material sin diluir no se produjeron tumores cutáneos, pero en un experimento, un asfalto refinado al aire en un disolvente (tolueno) produjo tumores cutáneos tópicos. Dos asfaltos craqueados produjeron tumores cutáneos al aplicarlos a la piel de ratones. Una mezcla de asfaltos destilados al aire y al vapor en benceno produjo tumores en los puntos de aplicación de la piel de ratones. Una muestra de asfaltos refinados al aire calentado, inyectada subcutáneamente en los ratones, produjo algunos sarcomas en los puntos de inyección. 
Una mezcla de asfaltos destilados al aire y al vapor produjo sarcomas en los puntos de inyección subcutánea en los ratones. Asfaltos destilados al vapor inyectados intramuscularmente produjeron sarcomas locales en un experimento efectuado con ratas. Un extracto de asfalto del pavimento de una carretera y sus emisiones tuvieron efectos mutágenos en la Salmonella typhimurium. No existen pruebas concluyentes de su carcinogénesis en las personas. Un grupo numeroso de trabajadores de cubiertas expuestos a betunes tanto asfálticos como de alquitrán mostró un riesgo superior de cáncer respiratorio. 
Asimismo, dos estudios daneses revelan un riesgo superior de cáncer de pulmón, pero algunos de los trabajadores habían estado expuestos también al alquitrán y, probablemente, eran más adictos al tabaco que el resto del grupo. Entre los trabajadores en carreteras en Minnesota (pero no en California) se apreciaron incrementos de cánceres urológicos y leucemia. Aunque los datos epidemiológicos de que se dispone hasta la fecha no bastan para demostrar con un grado razonable de certeza científica que el asfalto represente un riesgo de cáncer para las personas, existe un consenso generalizado de que, a la luz de estudios experimentales, tal riesgo es posible.