viernes, 9 de mayo de 2014

PERFIL GENERAL - II

Las instituciones educativas abren sus puertas a distintos grupos y categorías, prestando cada vez más atención a las actividades externas y dedicadas a no estudiantes. En este sentido, pueden observarse dos tendencias principales: por una parte, se han establecido vínculos con los trabajadores, los centros y los procesos industriales; por otra, se ha instituido una relación cada vez más estable con el desarrollo comunitario, y crece la interacción entre la enseñanza institucional y los proyectos de formación comunitaria. 
Las universidades y colegios universitarios procuran renovar la formación inicial del personal docente mediante la oferta de cursos de actualización profesional. Aparte de las disciplinas y los aspectos específicamente pedagógicos, imparten conocimientos de sociología, economía y antropología educativas. Un planteamiento que aún se enfrenta con numerosos obstáculos es lograr que los futuros profesores adquieran experiencia mediante períodos de formación en instalaciones comunitarias, lugares de trabajo o diversas instituciones educativas y culturales. 
El servicio nacional, generalizado en algunos países, constituye una experiencia sobre el terreno muy útil para estos profesionales. Las grandes inversiones dedicadas a la comunicación y la información favorecen diversos tipos de autoenseñanza individual y colectiva. La relación entre esta opción y la enseñanza reglada es un problema reciente y cada vez más importante. El paso de la formación autodidacta de las personas que no han asistido a un centro docente a la autoformación permanente de jóvenes y adultos no siempre ha sido correctamente valorado por las instituciones educativas. Estas nuevas políticas y actividades educativas plantean diversos problemas, como los relativos a los riesgos y su prevención. 
La educación permanente, que no se limita a la experiencia escolar, convierte distintos emplazamientos, como el entorno comunitario, el lugar de trabajo, el laboratorio y el entorno en general, en instalaciones docentes. Los profesores deben recibir ayuda para llevar a cabo estas actividades y contar con la cobertura de un seguro. En cuanto a la prevención de los riesgos, hay que adoptar iniciativas destinadas a la adaptación de las instalaciones a las actividades educativas. En varios casos, se han acondicionado establecimientos docentes para transformarlos en centros abiertos al conjunto de la población y se han equipado para dejar de ser instituciones educativas en exclusiva y convertirse también en lugares destinados a la realización de actividades creativas y productivas y a la celebración de reuniones. La relación de los profesores y los instructores con los distintos períodos de la vida de los alumnos y los estudiantes, como el tiempo de ocio, el trabajo, la vida familiar y el aprendizaje, requiere también la dedicación de un esfuerzo considerable a la información, la investigación y la adaptación. También se han intensificado las relaciones entre los profesores y las familias de los estudiantes; en ocasiones, los parientes del alumno asisten a las clases impartidas en el centro docente. Las diferencias entre los modelos familiares y los educativos exigen de los profesores un gran esfuerzo para lograr un entendimiento mutuo desde el punto de vista psicológico, sociológico y antropológico. 
Los modelos familiares influyen en las pautas de comportamiento de algunos estudiantes, que pueden vivir una acusada contradicción entre la formación impartida en el hogar y los patrones y normas de comportamiento que rigen en la escuela. A pesar de su gran variedad, todas las formas de enseñanza se caracterizan por algunos rasgos comunes: el profesor no sólo enseña conocimientos específicos o facilita la adquisición de cualificaciones, sino que también trata de transmitir un modo de pensar; debe preparar al alumno para la siguiente etapa de su desarrollo y fomentar su interés y su participación en el proceso de aprendizaje.

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