domingo, 11 de mayo de 2014

CENTROS DE ENSEÑANZA ELEMENTAL Y SECUNDARIA - II

Los profesores se exponen a riesgos específicos. Enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el sarampión y la varicela pueden propagarse con facilidad en los centros escolares. Son esenciales, por tanto, las vacunaciones (tanto de alumnos como de profesores), las pruebas de tuberculosis y otras medidas de salud pública normalizadas (véase la Tabla 94.2). 
La sobreocupación y el ruido en las aulas, la inadecuación de las instalaciones y cuestiones relativas al progreso en la carrera profesional, la seguridad en el puesto de trabajo y la falta general de control sobre las condiciones de trabajo contribuyen a la aparición de graves problemas de estrés, al absentismo y al agotamiento del profesorado. Entre las soluciones se encuentran la adopción de cambios institucionales con el fin de mejorar las condiciones de trabajo y la formulación de programas de reducción del estrés siempre que sea posible. Un problema cada vez mayor, sobre todo en los entornos urbanos, es la violencia contra los profesores por parte de los alumnos y, en ocasiones, de personas ajenas a los centros docentes. En Estados Unidos, muchos estudiantes de enseñanza secundaria, en especial de centros urbanos, llevan armas, incluidas pistolas. En las escuelas que presentan este tipo de problemas, es imprescindible poner en práctica programas organizados de prevención de la violencia. 
También los auxiliares docentes se enfrentan a muchos de estos riesgos. Los profesores que imparten clases especializadas pueden verse sometidos a riesgos profesionales adicionales, como la exposición a sustancias químicas, los peligros relacionados con la maquinaria, accidentes, riesgos de carácter eléctrico, niveles de ruido excesivos, radiaciones e incendios, dependiendo del tipo de aula utilizada.

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