miércoles, 29 de octubre de 2014

JOYERIA

La industria de la joyería utiliza piedras preciosas y semipreciosas, piedras sintéticas, conchas, corales, perlas, metales preciosos, esmaltes metálicos y otros materiales más modernos, como resinas epóxicas y polímeros de vinilo, con el fin de fabricar anillos, pendientes, collares, colgantes y otros objetos de adorno personal. El tamaño y los procesos de trabajo de los talleres de joyería son variables, como lo son los riesgos a ellos asociados. 
Procesos, riesgos y precauciones 
Piedras preciosas e incrustaciones Gran parte de la manufactura de joyas consiste en la incrustación de piedras preciosas en metales preciosos o aleaciones de éstos. Las piedras se cortan con la forma deseada y luego se pulen. Los metales que sirven de base se modelan y pulen. Las incrustaciones se han hecho tradicionalmente con moldes de “inyección”. Las aleaciones con un punto de fusión bajo, como las de cadmio y mercurio, se han empleado también en la fundición de metales. Los métodos de vaciado recientes han supuesto un avance, al permitir mayor calidad en los objetos fundidos. Las piedras se pegan a sus bases de metal mediante adhesivos, por soldadura o por grapas aplicadas mecánicamente sobre partes del marco de metal. Las bases suelen revestirse con capas de metales preciosos. Los riesgos para la salud suelen originarlos las exposiciones a humos de metales, vapores de ceras o polvo de las piedras y metales, y la escasa iluminación, que puede dañar la vista. El trabajo con piezas finas de joyería requiere en general una ventilación adecuada, iluminación suficiente y el empleo de lentes de aumento. Se recomiendan también puestos de trabajo con un diseño ergonómico apropiado. 
Corte y pulido de piedras 
Las piedras preciosas, semipreciosas y sintéticas (diamante, jade, rubí, granate, jaspe, travertino, ágata, ópalo, turquesa y amatista) suelen cortarse en la forma deseada con pequeñas sierras antes de su incrustación. Los riesgos más frecuentes son las heridas en la piel y en los ojos, y los peligros para la salud derivados de la inhalación de polvos (por ejemplo, silicosis causada por piedras de cuarzo). Entre otras medidas preventivas se encuentran la instalación de recolectores de polvo, de sistemas de ventilación, el empleo de lentes de aumento, la adecuada iluminación del lugar de trabajo, el diseño ergonómico de los puestos de trabajo e instrumentos y el empleo de gafas protectoras.

martes, 28 de octubre de 2014

Riesgos y precauciones - III

Pintura y acabado 

Las maderas pueden pintarse con muchos tipos de pintura; colorearse, lacarse y barnizarse; y tratarse con aceite de linaza y de otros tipos. Entre los materiales empleados en los procesos de acabado están el barniz de laca, los revestimientos de poliuretano y las ceras. Muchos de estos productos se aplican con aerosoles, y algunos artesanos elaboran sus propias pinturas con pigmentos secos. Los principales riesgos para la salud son la inhalación de polvo de pigmentos tóxicos (sobre todo los pigmentos de cromato de plomo), la inhalación y el contacto con la piel de disolventes, el peligro de incendio por disolventes inflamables, y la combustión espontánea de trapos impregnados con disolventes y esencia de trementina. Como medidas preventivas se recomienda utilizar pinturas comerciales en lugar de pinturas de fabricación propia; abstenerse de comer, beber o fumar en la zona de trabajo; sustituir las pinturas con disolventes por otras a base de agua, y colocar los trapos impregnados de aceites y disolventes en botes con cierre automático, o incluso dentro de cubos de agua. Con los disolventes deben adoptarse ciertas precauciones, como el empleo de gafas protectoras y guantes y de una ventilación adecuada del local; el trabajo en exteriores, y la utilización de aparatos respiradores con cartuchos para vapores orgánicos. Es recomendable aplicar los productos con brocha, cuando sea posible, para evitar los riesgos de los aerosoles. Los procesos de acabado con aerosoles deben realizarse dentro de cabinas a prueba de explosiones de aerosoles y empleando aparatos respiradores con filtros para aerosoles y cartuchos para vapores orgánicos; deben evitarse las llamas abiertas, los cigarrillos encendidos y otras fuentes de ignición (por ejemplo, pilotos encendidos) al aplicar acabados inflamables o al utilizar aerosoles. 

Eliminación de pinturas 

La eliminación de las pinturas y barnices viejos se realiza con productos decapantes que contienen disolventes tóxicos y por lo común inflamables. Los productos “no inflamables” para eliminar pinturas suelen contener cloruro de metileno. Se emplea también sosa cáustica (hidróxido de sodio), ácidos y sopletes. Los tintes de maderas viejas suelen eliminarse con productos blanqueadores que contienen álcalis corrosivos y ácido oxálico, peróxido de hidrógeno e hipoclorito. Los sopletes a veces vaporizan la pintura, con el consiguiente riesgo de intoxicación por el plomo que tienen algunas pinturas; asimismo pueden provocar incendios. Respecto a las precauciones necesarias al manejar disolventes para eliminar la pintura, véase la sección anterior. Hay que emplear guantes y gafas protectoras para trabajar con sosa cáustica, y blanqueadores de ácido oxálico o de cloro. Es recomendable disponer de una ducha de emergencia y una fuente para el lavado de los ojos. Por último, deben evitarse los sopletes para eliminar pinturas con plomo.

lunes, 27 de octubre de 2014

Riesgos y precauciones - II

Talla y trabajo de la madera con máquinas 

La madera puede tallarse con cinceles, escofinas, sierras manuales, papel de lija, etc. Se trabaja también con sierras eléctricas, lijadoras y otras máquinas y herramientas eléctricas. Los riesgos más frecuentes son la exposición al polvo de madera, los niveles excesivos de ruido, los accidentes con las herramientas y máquinas, las descargas eléctricas y los incendios provocados por cables en mal estado, y los incendios de las maderas. Las herramientas vibrantes (por ejemplo, las sierras de cadena) pueden causar el denominado “dedo blanco” (fenómeno de Raynaud), con entumecimiento de manos y dedos. Entre las precauciones que deben tomarse están la instalación en las máquinas de recolectores de polvo y defensas (Figura 96.11), la recogida y limpieza del serrín para reducir el riesgo de incendio, la utilización de gafas protectoras (y en ocasiones, pantallas de protección) y la reducción de ruidos. Otras medidas recomendables son el uso de herramientas y máquinas apropiadas para cada actividad, reparando de inmediato los equipos defectuosos; la conservación de las herramientas manuales bien afiladas y su utilización con métodos seguros; el mantenimiento en buen estado de los cables y aparatos eléctricos, evitando alargadores que puedan causar tropiezos; y, por último, evitar corbatas, cabellos largos sueltos, mangas sueltas y cualquier objeto que pueda quedar atrapado en las máquinas. 

Encolado de maderas 

Para pegar maderas y fabricar laminados se emplean diversas colas, como adhesivos de contacto, colas de caseína, colas de resinas epóxicas, colas de resinas de formaldehídos, colas para piel, colas blancas (emulsión de acetato de polivinilo) y colas instantáneas de cianocrilato. La mayoría de estos productos contienen sustancias tóxicas que pueden causar lesiones en la piel, los ojos y el aparato respiratorio. Como medidas de prevención se recomienda la no utilización de colas de resinas de formaldehídos; el empleo de colas a base de agua en lugar de productos con disolventes; el uso de guantes o cremas protectoras cuando se trabaje con colas de resinas epóxicas, adhesivos con disolventes o colas de resinas de formaldehído; y la ventilación del lugar de trabajo cuando se usen colas de resinas epóxicas, de cianocrilatos y disolventes. Los disolventes inflamables deben mantenerse alejados de cualquier fuente de fuego.

domingo, 26 de octubre de 2014

Riesgos y precauciones - I

Madera

Hay muchas maderas peligrosas; sobre todo las tropicales. Las reacciones más frecuentes son las alergias y la irritación a causa de la savia, del polvo de madera o de la misma madera, además de conjuntivitis, alergias respiratorias, neumonía por hipersensibilidad y otras reacciones tóxicas. La inhalación de polvo de maderas duras está relacionada con un tipo de cáncer nasal y de los senos nasales (adenocarcinoma). Véase el capítulo Industria de la madera. Algunas de las medidas preventivas: evitar el uso de maderas que produzcan sensibilización por parte de individuos con antecedentes de alergia y en objetos cuyo uso implique el contacto frecuente con personas; y controlar los niveles de polvo mediante ventilación por extracción localizada o aparatos respiradores. Cuando se trabaja con maderas susceptibles de causar alergias o irritaciones de la piel deben usarse guantes o cremas de protectoras. Al finalizar el trabajo deben lavarse bien las manos. 
Maderas contrachapadas y tableros de conglomerado 
La madera contrachapada y tableros de aglomerado (p. ej.: los tableros de partículas) están hechos con láminas finas de madera engomada o con astillas y polvo de madera, mezcladas con colas de ureaformaldehído o de fenolformaldehído. Tales materiales pueden emitir formaldehído sin reaccionar durante varios años después de su fabricación, sobre todo los tableros de aglomerado. El calentamiento y tratamiento con máquinas de este tipo de materiales puede provocar la descomposición de las colas, liberando formaldehídos que producen irritación de la piel, ojos
y vías respiratorias, además de ser fuerte agente sensibilizador y posible carcinógeno para los humanos. Como medidas preventivas se recomienda emplear materiales que contengan bajos niveles de formaldehído, evitar el almacenamiento de grandes cantidades de contrachapados y aglomerados en el taller, y utilizar recolectores de polvo en las máquinas con extracción al exterior. 
Conservantes de la madera y otros tratamientos 
Las maderas suelen tratarse con productos plaguicidas y conservantes en alguna de las fases de su tala, transformación o transporte. El pentaclorofenol y sus sales, la creosota y el arseniato cromado de cobre, son sustancias cuya venta está prohibida en Estados Unidos como conservantes de la madera, debido a sus posibles daños al aparato reproductor y efectos cancerígenos. Aún así, estos productos pueden encontrarse en maderas viejas, y, por otra parte, el arseniato de cobre cromado está autorizado como tratamiento comercial (por ejemplo, en la madera “verde”, en las instalaciones de patios de recreo, etc.). En el tratamiento de maderas también se utilizan otros productos químicos, como los ignífugos y los blanqueadores. Como medidas de prevención hay que evitar la manipulación de maderas tratadas con pentaclorofenol o creosota, y utilizar ventilación por extracción localizada o aparatos respiradores con filtros eficaces para trabajar con maderas tratadas con arsenato de cobre cromado. Por último, no deben quemarse maderas tratadas con creosota, pentaclorofenol o arsenato de cobre cromado.

jueves, 23 de octubre de 2014

ARTESANIA DE LA MADERA

La artesanía de la madera es una actividad muy extendida en todo el mundo para fabricar diversos enseres o como forma de expresión artística. El trabajo de la madera abarca la talla de objetos, la fabricación de muebles y armarios, (Figura 96.9), la elaboración de instrumentos musicales, etc. Algunas de las técnicas empleadas son la talla, (Figura 96.10), el laminado, el encolado, el serrado, el lijado, la eliminación de pinturas, el pintado y el acabado. Las maderas empleadas pueden ser duras o blandas, y también existen maderas tropicales, maderas contrachapadas, tableros de aglomerado, y, en ocasiones, maderas tratadas con plaguicidas y conservantes.

miércoles, 22 de octubre de 2014

El cocido en el horno

Los hornos pueden tener el tamaño de un vagón de ferrocarril, o ser pequeños, como los usados para pruebas de baldosas y la cocción de pequeñas miniaturas. El calentamiento se realiza con electricidad o con combustibles, como gas, madera o petróleo. En los hornos eléctricos los objetos se cuecen básicamente en ambientes oxidantes. La cocción por reducción se lleva a cabo ajustando las proporciones de combustible/aire para provocar una reducción química. Algunos métodos de cocido son: cocción por sales, el método raku (piezas al rojo vivo dentro de materiales orgánicos, como paja húmeda para obtener objetos de arcilla ahumada por reducción), hornos ascendentes (hornos con múltiples cámaras de madera o carbón en los lados), cocción por serrín (hornos llenos con piezas y serrín), y cocción con hendidura abierta con numerosos combustibles, como hierba, madera o estiércol. 
Los antiguos hornos de combustible suelen estar mal aislados debido a los materiales empleados en su construcción, por lo común arcilla cocida, ladrillo y barro. Las grandes cantidades de leña que se queman en estos hornos, puede aumentar la escasez de madera en los países en desarrollo. Los hornos comerciales están aislados con ladrillos refractarios, cemento refractario o fibra de cerámica. Los hornos más antiguos aún utilizan aislamientos de asbesto. El uso de la fibra de cerámica refractaria está muy extendido en los hornos industriales y entre los empleados por aficionados a la artesanía. También existen pequeños hornos de fibra que se calientan dentro de un aparato de microondas doméstico. 
Los hornos producen emisiones de los combustibles y materias orgánicas, que pueden contaminar los minerales de las arcillas y barnices, además de óxidos de azufre, flúor y cloro de minerales, como la criolita, la sodalita, así como humos de metales. La cocción por sales produce ácido clorhídrico. Las emisiones resultan especialmente peligrosas cuando se emplean combustibles como maderas pintadas o tratadas y petróleos de desecho. Los principales peligros son: sensibilización e irritación de las vías respiratorias por inhalación de aldehídos, óxidos de azufre, halógenos y otras emisiones; asfixia por monóxido de carbono; cáncer por inhalación de fibras de asbesto y cerámica; lesiones oculares por rayos infrarrojos procedentes de los hornos encendidos, y lesiones por quemaduras. Entre las medidas más importantes se encuentran las siguientes: utilización de combustibles limpios; aislamiento de los hornos que evite el desperdicio de combustible; sustitución de fibras de asbesto y cerámica por ladrillo refractario; eliminación o aislamiento de las fibras aisladoras existentes; ventilación de hornos en interiores; ubicación de los hornos en zonas donde no haya materiales combustibles; instalación en los hornos de dos interruptores de desconexión automática, y empleo de gafas especiales contra radiación infrarroja y guantes para manipular objetos calientes.

martes, 21 de octubre de 2014

Arcillas y barnices

Tabla 96.7 • Compuestos de los cuerpos de cerámica y barnices.
Figura 96.8 • Ventilación por extracción en la mezcla de arcillas.

lunes, 20 de octubre de 2014

Arcillas y barnices

Las arcillas y barnices son mezclas de sílice, aluminio y minerales metálicos. Tales ingredientes suelen contener bastantes partículas que pueden inhalarse, como las que se hallan en la sílice molida y las bolas de arcilla. Aunque las arcillas y barnices se componen básicamente de los mismos tipos de minerales (véase la Tabla 96.7), los barnices están diseñados para fundirse a temperaturas inferiores (tienen más fundente) que los materiales a los que se aplican. El plomo es un fundente común. Los minerales naturales de plomo, como la galena y los óxidos de plomo derivados de la quema de las placas de baterías de automóviles y otros desechos, se emplean como fundentes y han causado muertes entre alfareros y sus familias en algunos países en desarrollo. Los barnices comerciales para uso industrial y doméstico suelen contener plomo y otras sustancias mezcladas y previamente calcinadas en forma de frita en polvo. Los barnices están diseñados para su maduración durante la oxidación o la reducción por cocción (véase más adelante) y pueden contener compuestos metálicos en los colorantes. Hay metales como el plomo, el cadmio y el bario que pueden pasar a los alimentos cuando se utilizan vajillas de cerámica. 
Entre otros procesos especiales de tratamiento de superficies se encuentran los barnices de brillo metálico, que tienen aceites viscosos y disolventes como el cloroformo; los efectos iridiscentes conseguidos al arrojar sales metálicas (cloruros de estaño, hierro, titanio o vanadio, por lo común) en forma de humo sobre las superficies durante el horneado, y pinturas nuevas que contienen resinas plásticas y disolventes, que al secarse presentan un aspecto semejante al de la cerámica cocida. Algunas superficies de arcilla de texturas especiales tienen tapaporos, como la vermiculita, la perlita y la chamota (ladrillos refractarios). La exposición a los distintos ingredientes de las arcillas y los barnices se produce sobre todo durante los procesos de mezcla, lijado y aplicación de barnices con aerosoles, y también al limar y eliminar las imperfecciones del barniz cocido en la base de los objetos y los restos de las bandejas del horno (Figura 96.7). 
La limpieza de las bandejas de los hornos expone al trabajador a residuos de pedernal, caolín y otros productos del revestimiento del horno. El polvo silíceo de los materiales del horno y de la porcelana sin vidriar resulta más peligroso, ya que se encuentra en forma de cristobalita. Los riesgos principales son: silicosis y otras neumoconiosis causadas por la inhalación de determinados minerales, como sílice, caolín, talco y asbesto anfíboles fibrosos en algunos talcos; la exposición a metales como el plomo, el bario y el litio; afecciones como el síndrome del túnel carpiano (“el pulgar del alfarero”) por el trabajo con el torno; lesiones de espalda por excavar arcillas, levantar sacos pesados de minerales y por la eliminación manual de las burbujas de aire; resbalones y caídas en suelos mojados; electrocución con tornos eléctricos y otros equipos situados sobre superficies húmedas; alergia a los mohos de las arcillas; infecciones bacterianas o por hongos en la piel y la matriz de las uñas, y accidentes con mezcladoras de arcillas, amasadoras, rodillos de corte y otros equipos similares. Precauciones generales: evitar el calentamiento del plomo en abierto; emplear sustitutos del plomo, frita de plomo, cadmio y materiales que contengan asbesto; aislar las zonas de trabajo del resto de la casa y lugares destinados a la familia y los niños; conservar y mantener limpio el lugar de trabajo; controlar los polvos; utilizar ventilación por extracción localizada en los procesos con aerosoles y generadores de polvo (Figura 96.8); utilizar equipos respiradores; efectuar los descansos necesarios; levantar pesos de una forma segura; equipar las máquinas con dispositivos de seguridad; y utilizar interruptores de falla a tierra en los tornos y en el resto de los equipos eléctricos.

domingo, 19 de octubre de 2014

CERAMICA

Numerosos objetos de cerámica y arcilla, como vajillas, esculturas, baldosas decorativas, muñecas, etc., se fabrican tanto en grandes industrias como en pequeños talleres y estudios, en las aulas de escuelas, universidades y escuelas profesionales, y en las casas particulares, bien como pasatiempo o como industria casera. Las diferentes modalidades pueden agruparse en cerámica y alfarería, aunque la terminología varía en función de cada país. En la cerámica, los objetos se fabrican por colado: vertiendo en moldes una pasta de agua, arcilla y otros ingredientes. 
Los objetos de arcilla se retiran del molde, se desbastan y decoran, y se cuecen en el interior de un horno. Algunos artículos se destinan a la venta en esta fase del proceso (porcelana sin vidriar); otros se decoran con barnices hechos de sílice y otras sustancias que proporcionan superficies de aspecto vidriado. En la alfarería, los objetos se forman con arcilla plástica y suelen modelarse a mano o utilizando un torno de alfarero, y después se cuecen. 
A continuación las piezas pueden barnizarse. La cerámica hecha por colado suele barnizarse y pintarse con pintura china, que se comercializa envasada en forma líquida o en seco (Figura 96.6). Los artículos de alfarería pueden barnizarse con productos comerciales o con barnices elaborados por los propios alfareros. La fabricación de estos objetos abarca desde artículos de terracota y loza, cocidos a bajas temperaturas, hasta otros de gres y porcelana, sometidos a procesos de cocción a altas temperaturas

sábado, 18 de octubre de 2014

Efectos físicos en el trabajo con fibras y tejidos

Las características físicas de los materiales pueden afectar al trabajador. Los materiales ásperos, espinosos o abrasivos pueden provocar cortes y raspaduras en la piel. Las fibras de vidrio, las hierbas rígidas y la rota pueden penetrar en la piel y causar infecciones y erupciones. Los trabajadores de tejidos pasan sentados largos períodos de tiempo durante su trabajo, con movimientos repetitivos de los brazos, muñecas, manos y dedos, e incluso de todo el cuerpo, exponiéndose a dolores y posibles lesiones musculares. Así, los tejedores pueden contraer el síndrome del túnel carpiano, dolores de espalda o deformaciones esqueléticas al tejer en cuclillas con telares antiguos (sobre todo los niños), trastornos en las manos y los dedos (hinchazón en articulaciones, artritis, neuralgias) al coser y atar nudos, y vista cansada a consecuencia de una iluminación insuficiente (Figura 96.5). Muchos de estos problemas también se dan en otros oficios textiles en los que el trabajo requiere coser, atar nudos, tejer con aguja, etc. En los procesos de costura existe además el riesgo de pincharse con las agujas. Los trabajadores de la industria de fabricación de papel pueden sufrir lesiones de espalda al levantar grandes y pesadas pantallas con la pasta de papel empapada en agua. 
Precauciones 
Como en todo trabajo, los riesgos están en función de la duración de la jornada, el número de días de trabajo y de semanas al año, el volumen de trabajo, las características del lugar de trabajo y la naturaleza de la actividad en sí. También pueden afectar a la salud del trabajador las condiciones de ventilación e iluminación. Una o dos horas semanales en un telar con el ambiente cargado de polvo no provoca problemas serios de salud, excepto para individuos alérgicos al polvo. Por el contrario, períodos prolongados de tiempo en esas condiciones durante meses o años pueden acarrear serios trastornos de salud. Por otra parte, basta con levantar un objeto pesado de forma incorrecta para sufrir una lesión de la columna. En el trabajo con fibras y tejidos deben seguirse las siguientes precauciones generales: 
• Emplear únicamente materiales de origen animal o vegetal que hayan sido convenientemente tratados y fumigados. Otros materiales deberán limpiarse o lavarse, y almacenarse en recipientes cerrados para reducir los niveles de polvo. 
• Barrer y fregar con frecuencia los suelos y superficies de la zona de trabajo. 
• En muchos países se exige a los fabricantes que faciliten información sobre los aspectos de seguridad y riesgos de determinados productos químicos (tintes, adhesivos, pinturas o disolventes) incluidos en los artículos que comercializan, recogida a menudo en forma de fichas técnicas de seguridad (FTS). Debe solicitarse dicha información. 
• Evitar comer, beber y fumar en el lugar de trabajo. 
• Efectuar descansos periódicos y realizar ejercicios en trabajos que supongan movimientos repetitivos. 
• Modificar los procesos de trabajo a fin de reducir la necesidad de realizar demasiados esfuerzos y de levantar pesos excesivos. Por ejemplo, en la fabricación de papel pueden utilizarse pantallas más pequeñas para la pasta o levantarla entre dos personas. 
• Utilizar ventilación aspirante cuando se trabaje con pinturas a pistola y materiales que desprendan polvo, o al calentar cera y utilizar materiales que contengan disolventes, como pinturas grasas y rotuladores de tinta. 
• Evitar el calentamiento de ácidos y álcalis, siempre que sea posible, y llevar delantales, guantes, gafas y pantallas protectoras faciales. 
• Tener en cuenta que el polvo, los gases y los vapores se extienden por los edificios y pueden afectar a otras personas, especialmente a niños, bebés, personas mayores y enfermos crónicos. 
• Consultar con higienistas industriales o con profesionales de la salud y la seguridad antes de montar un taller de producción.

viernes, 17 de octubre de 2014

Fuentes de posibles riesgos para la salud en la artesanía textil - II

Polvos de origen vegetal Muchos trabajadores de la industria expuestos al polvo de algodón en rama, pita, yute y otras fibras vegetales en sus puestos de trabajo han desarrollado problemas crónicos de pulmón, como bisinosis, enfermedad cuyos primeros síntomas son opresión torácica y falta de aliento, y que puede acabar en situación de incapacidad al cabo de los años. La exposición al polvo de fibras vegetales puede provocar irritación pulmonar y enfermedades como asma, fiebre del heno, bronquitis y enfisema. Otras sustancias relacionadas con las fibras vegetales, como mohos, tintes y aprestos, pueden causar alergias y otras reacciones. 
Polvos de origen animal Las fibras de origen animal, como lana, pelo, piel y plumas, a menudo se encuentran contaminadas con bacterias, mohos, piojos y garrapatas, y pueden causar fiebre Q, sarna, problemas respiratorios, erupciones en la piel, ántrax, alergias, etc., si no han sido tratadas o fumigadas antes de su uso. Se han dado casos de muerte por inhalación de ántrax en artesanos tejedores, uno de ellos ocurrido en California en 1976. 
Materiales sintéticos No se conocen bien los efectos del polvo de las fibras de poliéster, nailon, acrílicas, rayón y acetatos. Algunas fibras plásticas liberan gases, componentes o residuos que permanecen en la fábrica después de su manufactura, como sucede con el formaldehído liberado por las fibras de poliéster y las de planchado permanente. En individuos sensibles se han dado casos de respuestas alérgicas en locales y almacenes que tenían estos materiales, y algunas personas han sufrido erupciones cutáneas al llevar ropa hecha de estas fibras, incluso después de varios lavados. Los procesos de calentamiento, abrasado y otras formas de modificación química de los materiales sintéticos pueden liberar gases y vapores potencialmente peligrosos.

jueves, 16 de octubre de 2014

Fuentes de posibles riesgos para la salud en la artesanía textil - I

Productos químicos Al igual que en la mayoría de los lugares de trabajo, los principales riesgos para la salud en la artesanía textil son los contaminantes atmosféricos, como gases, humos, polvos y vapores originados por los materiales o durante los distintos procesos, y que pueden inhalarse o entrar en contacto con la piel. Además de los riesgos químicos que entrañan los tintes, la pinturas, los ácidos, los álcalis, los productos antipolillas, etc., las fibras y los tejidos pueden estar contaminados por materiales biológicos causantes de enfermedades.

miércoles, 15 de octubre de 2014

ARTESANIA TEXTIL

Los artesanos textiles contemporáneos ejercen muchas y diversas actividades: costura, tejido, fabricación de papel, artesanía del cuero, etc., ya sea manualmente o valiéndose de máquinas (véase la Tabla 96.5). En la preparación de las fibras o en el acabado de los tejidos se llevan a cabo diferentes procesos de cardado, bobinado, teñido, acabado y blanqueado (véase la Tabla 96.6). Por último, los tejidos pueden pintarse, serigrafiarse, tratarse con emulsiones fotográficas, tostarse y modificarse por otros métodos. En otros artículos de este capítulo se describen estas técnicas. 
Prácticamente no hay límites en cuanto a los materiales que pueden utilizarse, ya sean sintéticos, de origen animal o vegetal. Los artistas recogen semillas, vides o pelos de animales que encuentran, o compran productos tratados con aceites, fragancias, tintes, pinturas o plaguicidas (por ejemplo, veneno para ratas en cordeles o cuerdas utilizado para fines agrícolas). También se emplean materiales importados de origen animal y vegetal tratados para eliminar insectos portadores de enfermedades, esporas y hongos. Otros materiales son: trapos viejos, huesos y plumas, maderas, plásticos y cristales.

martes, 14 de octubre de 2014

Arte por ordenador

Los ordenadores pueden utilizarse con fines artísticos: para la pintura, la visualización de imágenes fotográficas escaneadas, la producción de gráficos para impresión y televisión (por ejemplo, los créditos en pantalla), y para varios efectos de animación y especiales destinados al cine o la televisión. El uso del ordenador con fines artísticos es un fenómeno cada vez más extendido. Suele implicar problemas de ergonomía por lo común relacionados con tareas repetitivas y con una incorrecta distribución de sus componentes. 
Los más comunes son: molestias en las muñecas, los brazos, los hombros, el cuello y problemas de la vista. La mayoría son de carácter leve, aunque pueden aparecer también lesiones incapacitantes, como la tendinitis crónica o el síndrome del túnel carpiano. La actividad creativa por ordenador suele requerir largos períodos de manejo del ratón o del teclado para diseñar y ajustar los trabajos. Es importante que los usuarios de ordenador efectúen pausas periódicas, que resultan más eficaces cuando se hacen en intervalos frecuentes y cortos, en lugar de largos descansos cada dos horas. La distribución de los distintos componentes con respecto al usuario, un diseño que le permita una postura correcta y que asegure la comodidad visual son factores fundamentales. 
Los componentes de un puesto de trabajo con ordenador deben poder ajustarse con facilidad a las diferentes tareas y a las personas que lo utilizan. La vista cansada puede prevenirse efectuando pausas para que los ojos descansen, impidiendo los reflejos y destellos, y colocando la pantalla a la altura de los ojos. Otra forma de reducir las molestias oculares es utilizar monitores con una frecuencia de imagen de 70 Hz, para disminuir el parpadeo. Los efectos de la radiación que emiten los ordenadores son diversos. Los niveles de emisión de radiación ultravioleta, visible, infrarroja, de radiofrecuencia y microondas suelen ser bajos o normales. 
No están muy claros los posibles efectos sobre la salud de las ondas de baja frecuencia originadas por los circuitos eléctricos y los componentes electrónicos de los ordenadores. Hasta la fecha no se han encontrado pruebas científicas de los riesgos que entraña la exposición a los campos magnéticos relacionados con los monitores de ordenador, que, por otra parte, no emiten niveles peligrosos de rayos X.

lunes, 13 de octubre de 2014

Arte de neón

El arte de neón utiliza tubos de este material para crear esculturas iluminadas. Una de las aplicaciones más típicas es la de los anuncios luminosos. Para hacer esculturas de neón hay que doblar el vidrio plomado en la forma deseada, bombardeando con alto voltaje el tubo de cristal al que se le ha hecho el vacio para eliminar las impurezas, y añadir pequeñas cantidades de gas neón o mercurio. La iluminación se consigue por excitación de los gases que hay en el interior del tubo, al aplicar una corriente de alto voltaje a través de los electrodos sellados a cada extremo del mismo. Para obtener diferentes colores, se recubre el tubo con fósforos fluorescentes que convierten la radiación ultravioleta procedente del mercurio o del gas neón en luz visible. Los altos voltajes se obtienen a partir de transformadores elevadores. 
El riesgo de electrocución es mayor cuando la escultura está conectada al transformador de bombardeo para la eliminación de las impurezas del tubo, o cuando está enchufada a su fuente de alimentación durante las pruebas o la exposición (Figura 96.4). La corriente eléctrica que pasa por el tubo también provoca la emisión de luz ultravioleta que a su vez reacciona con el cristal impregnado de fósforo, formando distintos colores. Una parte de la radiación ultravioleta puede llegar a atravesar el cristal y causar lesiones a las personas cercanas, por lo que deben usarse gafas especiales de protección. Algunos fósforos que impregnan el tubo son potencialmente tóxicos, como determinados compuestos de cadmio. En ocasiones se añade mercurio al gas neón para crear un color azul llamativo. El mercurio es volátil a temperatura ambiente y su inhalación es muy peligrosa por su elevada toxicidad. El mercurio debe manejarse con extremo cuidado cuando se introduce en el tubo y debe guardarse en envases sellados e irrompibles. Los artistas deben emplear bandejas para que no se derrame el mercurio y disponer de equipos para recogerlo. Nunca debe aspirarse, pues se dispersaría en forma de vaho por la salida de aire de la aspiradora.

domingo, 12 de octubre de 2014

NUEVAS TECNOLOGIAS EN EL ARTE

En este artículo se recogen los aspectos básicos en materia de salud y seguridad en actividades artísticas que emplean rayos láser, ordenadores y en la escultura fluorescente. Los artistas creativos recurren a menudo a la tecnología para su trabajo y como campo de experimentación, lo que aumenta los riesgos de posibles lesiones. Las medidas principales de prevención son la protección de la piel y los ojos, y la reducción de riesgos de descargas eléctricas y la exposición a productos químicos tóxicos. 

Rayos láser 

Los rayos láser pueden dañar la piel y los ojos del artista y del público, ya sea por contemplación directa o por sus reflejos. La gravedad de las lesiones por rayos láser depende de su potencia. Los rayos láser de alta potencia pueden causar lesiones graves y producir reflejos más peligrosos. Los fabricantes han establecido una clasificación del I al IV: la clase I no presenta peligro de radiación, mientras que la clase IV emite radiaciones muy peligrosas. Los artistas han empleado todo tipo de rayos láser para sus creaciones artísticas, sobre todo el de longitud de onda visible. Aparte de los controles de seguridad necesarios en cualquier equipo de láser, su aplicación artística requiere detenerse en algunas consideraciones. En las exhibiciones de rayos láser, es importante proteger al público del contacto directo con el rayo y de la radiación diseminada, mediante aislamientos de plástico o cristal y pantallas opacas. En los planetarios y otros lugares cerrados donde se ofrecen espectáculos no es recomendable dirigir a la zona del público rayos de nivel I, ni exponerle a sus reflejos. 
La radiación de las clases III y IV debe mantenerse a distancias seguras de los artistas y del público. Las distancias normales de seguridad son 3 m cuando hay un operador que controla el rayo, y 6 m cuando no se necesita un control continuo. Los procesos de instalación, alineamiento y comprobación de equipos de láser de las clases III y IV deben hacerse siguiendo instrucciones escritas. Algunas medidas de seguridad son: el aviso previo a su activación, los controles clave, los enclavamientos de seguridad a prueba de fallos y los botones de reajuste manual para los de la clase IV. El manejo de equipos de ésta última clase debe realizarse con gafas de protección especial. Los equipos de láser destinados a espectáculos y fines artísticos utilizan rayos con movimientos rápidos que resultan más seguros debido a que el contacto con la piel o los ojos apenas dura unos instantes. Aún así, los operadores deben utilizar dispositivos de seguridad para no sobrepasar los límites de exposición en caso de fallo del equipo de monitorización. 
Cuando se proyectan al aire libre ha de impedirse el vuelo de aviones en niveles peligrosos del haz, así como la iluminación de edificios altos u operadores de equipos en alturas con niveles de radiación superiores a la Clase I. La holografía es la proyección de una fotografía tridimensional de un objeto por medio de rayos láser. La mayoría de las imágenes se proyectan fuera del eje del haz de láser, mientras que la contemplación entre haces no suele ser peligrosa. Para reducir los riesgos de posibles lesiones puede emplearse una caja transparente alrededor del holograma. Algunos artistas producen imágenes fijas a partir de sus hologramas, y muchos de los productos químicos empleados en el revelado son tóxicos y deben manejarse con las debidas precauciones para evitar accidentes. Algunos de esos productos son: ácido pirogálico, álcalis, ácidos sulfúrico y bromhídrico, bromo y sales de dicromatos y parabenzoquinona. Existen sustitutos más seguros para la mayoría de estos compuestos. Los rayos láser presentan otros peligros además de los radiológicos. En la mayoría de los espectáculos se utilizan unidades de alto voltaje y amperaje, con el correspondiente riesgo de electrocución, sobre todo en la fase de diseño y durante el mantenimiento. Los láser de color tienen sustancias tóxicas, y los rayos de alta potencia pueden generar aerosoles tóxicos, sobre todo cuando el haz llega al objetivo.

sábado, 11 de octubre de 2014

Soldadura

Los riesgos físicos que entraña la soldadura son los incendios, las descargas eléctricas procedentes de los equipos de soldadura, las quemaduras por chispas de metales fundidos y las lesiones causadas por una exposición excesiva a radiación infrarroja y ultravioleta. Las chispas de la soldadura pueden saltar a distancias de 12 metros. Los rayos infrarrojos pueden causar quemaduras y lesiones en los ojos. Los rayos ultravioleta producen quemaduras, y si la exposición es continuada pueden causar cáncer de piel. La soldadura de arco eléctrico entraña el riesgo de contraer conjuntivitis y padecer lesiones de córnea por exposición a radiación ultravioleta. Es necesario proteger la piel y los ojos contra la radiación ultravioleta e infrarroja. 
Los sopletes oxiacetilénicos producen monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y acetileno sin quemar (de baja toxicidad). El acetileno que se encuentra en el mercado contiene otros gases tóxicos e impurezas en pequeñas cantidades. Las bombonas de gases comprimidos pueden causar incendios y explosiones, y, junto con las mangueras y conexiones, deben inspeccionarse y mantenerse en buen estado, guardándose en lugares secos, bien ventilados y fuera del alcance de personas no autorizadas. Los envases de combustible deben almacenarse en lugares separados de las bombonas de oxígeno. La energía producida por la soldadura de arco puede convertir el nitrógeno y el oxígeno del aire en óxidos de nitrógeno y ozono, irritantes pulmonares. Cuando se trabaja con soldadura de arco a una distancia menor de seis metros de disolventes desengrasantes clorados puede producirse gas de fosgeno por efecto de la radiación ultravioleta. 
La vaporización de metales, las aleaciones y los electrodos empleados en la soldadura de arco producen emanaciones metálicas. También los flujos de fluoruros producen vapores tóxicos. En todo trabajo de soldadura es necesaria una ventilación adecuada; en la soldadura de acero es suficiente una ventilación de dilución, pero la mayor parte de las labores de soldadura requieren un sistema de ventilación por extracción localizada. Deben emplearse campanas con pestaña móviles o con rendijas laterales, y respiradores cuando no se disponga de ventilación. Muchos humos y polvos generados por los metales pueden provocar sensibilidad e irritación de la piel, como el polvo de bronce (cobre, zinc, plomo y estaño), cadmio, níquel, titanio y cromo. A ello se añaden otros problemas cuando se sueldan materiales revestidos de varias sustancias (por ejemplo, pinturas con plomo o mercurio).

viernes, 10 de octubre de 2014

Procesos de acabado

Algunos tratamientos para acabados metálicos son la limpieza, el bruñido, el limado, el chorro abrasivo con arena y el pulido. En los procesos de limpieza se utilizan ácidos (baño de decapado), y presentan los riesgos inherentes a la manipulación de estas sustancias y de los gases producidos durante el baño de decapado (como el dióxido de nitrógeno y el ácido nítrico). Durante el bruñido se generan polvos finos de metales (susceptibles de inhalación) y se proyectan partículas pesadas (peligrosas para los ojos). El chorro de arena es un proceso muy peligroso, sobre todo cuando se emplea arena real, que suele contener partículas de sílice cuya inhalación puede provocar silicosis en poco tiempo. Es recomendable sustituir la arena por partículas de vidrio, óxido de aluminio o carburo de silicio. La escoria que produce la fundición sólo debe emplearse si se comprueba mediante análisis químico la ausencia de sílice o de metales peligrosos, como el arsénico o el níquel. En estos procesos es necesaria una ventilación adecuada o una protección para las vías respiratorias. El pulido con abrasivos como la esponja de hierro (óxido de hierro) o el trípoli resulta potencialmente peligroso, puesto que aquélla puede estar contaminada con grandes cantidades de sílice libre, mientras que éste contiene sílice. Todo ello hace necesaria una ventilación adecuada durante el pulido de metales.

jueves, 2 de octubre de 2014

METALISTERIA - IV

Tratamiento de superficie 

El tratamiento mecánico de las superficies (cincelado y repujado) se realiza con martillos; el grabado, con herramientas punzantes; el grabado por corrosión, con ácidos; el fotograbado, con ácidos y emulsiones fotográficas; la galvanoplastia (recubrimiento de un metal con una película metálica) y la electroplastia (recubrimiento de una superficie no metálica con una película de metal), con soluciones de ácido y cianuro; y la coloración de los metales, con numerosos productos químicos. En la galvanoplastia y la electroplastia suelen emplearse sales de cianuro cuya ingestión puede resultar mortal. La mezcla accidental de ácido y cianuro produce gas cianhídrico, cuya inhalación o absorción a través de la piel puede causar la muerte en pocos minutos. En muchos países, la gestión para la eliminación de deshechos y residuos de disoluciones de cianuro está sujeta a estrictas normativas. La galvanización con disoluciones de cianuro debe hacerse en una planta comercial; si no fuera posible, deben emplearse otros productos que no contengan sales de cianuro ni sustancias con dicho compuesto. 
Figura 96.3 • Aplicación de una pátina sobre metal concampana extractora.
Los ácidos son corrosivos y para manejarlos hay que protegerse la piel y los ojos; se recomienda, pues, un sistema de ventilación por extracción localizada fabricado con materiales resistentes a la corrosión por ácidos. La anodización de metales, como el titanio y el tántalo, implica su oxidación en el ánodo de un baño electrolítico con el fin de darles color. El ácido fluorhídrico puede utilizarse para la limpieza previa, pero debe evitarse su empleo a menos que se haga con guantes, gafas y un delantal de protección. Las pátinas de óxido para colorear metales se pueden aplicar en frío o en caliente.
Los compuestos de plomo y arsénico son muy tóxicos en cualquiera de sus formas. Otros productos pueden emitir gases tóxicos al calentarse, así: las disoluciones de ferricianuro potásico liberan gas de ácido cianhídrico; las disoluciones de ácido arsénico, gas arsina, y las de sulfuro, gas de ácido sulfhídrico. Los procesos de coloreado de metales precisan una óptima ventilación (Figura 96.3). Deben evitarse los compuestos de arsénico y el calentamiento de disoluciones de ferrocianuro potásico.

miércoles, 1 de octubre de 2014

METALISTERIA - III

El método con espuma durante el vertido del metal derretido puede liberar productos peligrosos, como el ácido cianhídrico de la espuma de poliuretano. Los artistas emplean a menudo fragmentos de metales de origen diverso. Esta técnica puede resultar peligrosa por la presencia de pinturas con plomo o mercurio, y metales como cadmio, cromo, níquel, etc. 

Fabricación 

El metal puede cortarse, taladrarse y pulirse con sierras, taladros y limas. El proceso del pulido puede irritar los ojos y la piel, y las herramientas eléctricas pueden provocar descargas al trabajador. El uso indebido de estas herramientas origina accidentes. Para evitar que las esquirlas de metal alcancen los ojos al salir proyectadas, deben usarse gafas protectoras, y todos los equipos eléctricos han de estar conectados a tierra. Las herramientas deben manejarse y guardarse diligentemente, y los metales han de estar sujetos para evitar accidentes. 

Forja 

En el trabajo de forja en frío se emplean martillos, mazos, yunques y otras herramientas similares para modificar la forma de las piezas de metal. En la forja en caliente, el metal se somete a temperaturas elevadas. Todo ello genera gran cantidad de ruido, con la consiguiente pérdida de audición. Las pequeñas esquirlas de los metales pueden dañar los ojos y la piel si no se toman las precauciones necesarias. La forja en caliente entraña también el riesgo de quemaduras. Las principales medidas de prevención son la utilización de buenas herramientas, la protección de los ojos, la limpieza regular, el uso de ropa de trabajo adecuada, el aislamiento de la zona de forja y el uso de orejeras o tapones para los oídos. En las fraguas se queman gases, carbón de coque y otros combustibles. Es necesario tener instalada una campana extractora para eliminar el monóxido de carbono y las posibles emisiones de hidrocarburos policíclicos aromáticos, así como para evitar el recalentamiento. Los ojos deben protegerse de la radiación infrarroja mediante gafas especiales.