Los ordenadores pueden utilizarse con fines artísticos: para la
pintura, la visualización de imágenes fotográficas escaneadas,
la producción de gráficos para impresión y televisión (por
ejemplo, los créditos en pantalla), y para varios efectos de animación
y especiales destinados al cine o la televisión. El uso del ordenador
con fines artísticos es un fenómeno cada vez más
extendido. Suele implicar problemas de ergonomía por lo común
relacionados con tareas repetitivas y con una incorrecta distribución
de sus componentes.
Los más comunes son: molestias en las
muñecas, los brazos, los hombros, el cuello y problemas de la
vista. La mayoría son de carácter leve, aunque pueden aparecer
también lesiones incapacitantes, como la tendinitis crónica o el
síndrome del túnel carpiano.
La actividad creativa por ordenador suele requerir largos
períodos de manejo del ratón o del teclado para diseñar y
ajustar los trabajos. Es importante que los usuarios de ordenador
efectúen pausas periódicas, que resultan más eficaces cuando se
hacen en intervalos frecuentes y cortos, en lugar de largos
descansos cada dos horas.
La distribución de los distintos componentes con respecto al
usuario, un diseño que le permita una postura correcta y que
asegure la comodidad visual son factores fundamentales.
Los
componentes de un puesto de trabajo con ordenador deben
poder ajustarse con facilidad a las diferentes tareas y a las
personas que lo utilizan.
La vista cansada puede prevenirse efectuando pausas para
que los ojos descansen, impidiendo los reflejos y destellos, y colocando
la pantalla a la altura de los ojos. Otra forma de reducir
las molestias oculares es utilizar monitores con una frecuencia de
imagen de 70 Hz, para disminuir el parpadeo.
Los efectos de la radiación que emiten los ordenadores son
diversos. Los niveles de emisión de radiación ultravioleta, visible,
infrarroja, de radiofrecuencia y microondas suelen ser bajos o
normales.
No están muy claros los posibles efectos sobre la salud
de las ondas de baja frecuencia originadas por los circuitos eléctricos
y los componentes electrónicos de los ordenadores. Hasta
la fecha no se han encontrado pruebas científicas de los riesgos
que entraña la exposición a los campos magnéticos relacionados
con los monitores de ordenador, que, por otra parte, no emiten
niveles peligrosos de rayos X.
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