Algunos tratamientos para acabados metálicos son la limpieza,
el bruñido, el limado, el chorro abrasivo con arena y el pulido.
En los procesos de limpieza se utilizan ácidos (baño de decapado),
y presentan los riesgos inherentes a la manipulación de estas
sustancias y de los gases producidos durante el baño de decapado
(como el dióxido de nitrógeno y el ácido nítrico). Durante el
bruñido se generan polvos finos de metales (susceptibles de inhalación)
y se proyectan partículas pesadas (peligrosas para los ojos).
El chorro de arena es un proceso muy peligroso, sobre todo
cuando se emplea arena real, que suele contener partículas de
sílice cuya inhalación puede provocar silicosis en poco tiempo.
Es recomendable sustituir la arena por partículas de vidrio,
óxido de aluminio o carburo de silicio. La escoria que produce la
fundición sólo debe emplearse si se comprueba mediante análisis
químico la ausencia de sílice o de metales peligrosos, como el
arsénico o el níquel. En estos procesos es necesaria una ventilación
adecuada o una protección para las vías respiratorias.
El pulido con abrasivos como la esponja de hierro (óxido de
hierro) o el trípoli resulta potencialmente peligroso, puesto que
aquélla puede estar contaminada con grandes cantidades de
sílice libre, mientras que éste contiene sílice. Todo ello hace
necesaria una ventilación adecuada durante el pulido de
metales.
Todo lo que tienes que saber de la Seguridad Industrial en las Industrias
viernes, 10 de octubre de 2014
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