viernes, 10 de octubre de 2014

Procesos de acabado

Algunos tratamientos para acabados metálicos son la limpieza, el bruñido, el limado, el chorro abrasivo con arena y el pulido. En los procesos de limpieza se utilizan ácidos (baño de decapado), y presentan los riesgos inherentes a la manipulación de estas sustancias y de los gases producidos durante el baño de decapado (como el dióxido de nitrógeno y el ácido nítrico). Durante el bruñido se generan polvos finos de metales (susceptibles de inhalación) y se proyectan partículas pesadas (peligrosas para los ojos). El chorro de arena es un proceso muy peligroso, sobre todo cuando se emplea arena real, que suele contener partículas de sílice cuya inhalación puede provocar silicosis en poco tiempo. Es recomendable sustituir la arena por partículas de vidrio, óxido de aluminio o carburo de silicio. La escoria que produce la fundición sólo debe emplearse si se comprueba mediante análisis químico la ausencia de sílice o de metales peligrosos, como el arsénico o el níquel. En estos procesos es necesaria una ventilación adecuada o una protección para las vías respiratorias. El pulido con abrasivos como la esponja de hierro (óxido de hierro) o el trípoli resulta potencialmente peligroso, puesto que aquélla puede estar contaminada con grandes cantidades de sílice libre, mientras que éste contiene sílice. Todo ello hace necesaria una ventilación adecuada durante el pulido de metales.

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