Si bien el medio marítimo puede ser sumamente hostil, los riesgos
para la seguridad y la salud asociados a las operaciones de rescate
marítimo pueden prevenirse o reducirse mediante una rigurosa
política de planificación y prevención. El salvamento puede realizarse
con seguridad y eficacia.
La organización responsable del rescate debe ser plenamente
consciente de la naturaleza del medio ambiente marino, conocer
las características y limitaciones operativas del equipo y del
personal, de los sistemas de seguridad y suministrar el equipo,
la formación y la dirección necesarios. Los miembros del
equipo de rescate deben estar en perfectas condiciones físicas y
mentales, conocer el equipo y su funcionamiento, mantenerse
alerta y dispuestos a intervenir, mantenerse hábil y conocer las
peculiaridades de la situación a que se enfrentan.
El equipo de rescate puede sufrir accidentes marítimos o
de aviación que, en cuestión de minutos, puede convertirlos de
salvadores en víctimas. La capacidad de supervivencia en caso
de siniestro depende, en última instancia, de varios factores:
• supervivencia al impacto
• posibilidad de abandonar la nave
• capacidad de resistencia hasta que se produzca el rescate
En cada fase del esfuerzo por sobrevivir a un accidente, existen
unos determinados parámetros de formación, equipamiento,
ergonomía y procedimiento que permiten prolongar la supervivencia.
Los equipos de rescate marítimo suelen trabajar aislados,
sin apoyo cercano y, en ocasiones, a considerable distancia de la
costa. Es evidente la necesidad de dotar a los trabajadores de
rescate de los medios necesarios para sobrevivir en caso de accidente
hasta que se les rescate. Es preciso formar, equipar y
preparar a los miembros del equipo de rescate para sobrevivir en
las peores condiciones.
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