En muchas instalaciones militares fijas (como talleres de reparación,
oficinas administrativas y hospitales), el personal uniformado
y los trabajadores civiles realizan tareas similares a las de
cualquier centro de trabajo civil. Estas tareas comprenden operaciones
de pintura, soldadura, desengrasado, molturación, decapado,
manipulación de líquidos hidráulicos, combustibles y
agentes limpiadores; empleo de microordenadores y tratamiento
de pacientes con enfermedades infecciosas. Sin embargo, la realización
de operaciones técnicas en espacios confinados en barcos,
submarinos o vehículos blindados, aumenta el riesgo de sobreexposición
a sustancias tóxicas. Por otra parte, los buzos deben
trabajar a distintas profundidades.
En algunas instalaciones fijas se realizan trabajos de desarrollo,
producción, mantenimiento y almacenamiento de ingenios
militares especiales, como gas nervioso y mostaza,
explosivos militares, propelentes y combustibles especiales, como
el nitrato de hidroxilamonio, telémetros de láser, selectores de
objetivos, fuentes de radiación de microondas en equipo
de radar y comunicaciones, y radiación ionizante procedente de
municiones, blindajes y plantas nucleares. Otros materiales, sin
ser de uso exclusivamente militar, son frecuentes en el armamento
bélico. Si se utiliza equipo militar anticuado, los trabajadores
pueden verse expuestos a los bifenilos policlorados de las
instalaciones eléctricas, al amianto del revestimiento de las
conducciones de vapor y a las pinturas a base de plomo.
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