miércoles, 6 de agosto de 2014

Comentarios finales

Existen límites prácticos en todos los intentos por mejorar la seguridad en el trabajo, especialmente en los trabajos de seguridad y vigilancia. En efecto, mientras que en otros sectores el éxito pasa por la adopción de medidas y mejoras estructurales, estas iniciativas sólo tienen una eficacia secundaria en el trabajo de seguridad. En este campo, las mejoras significativas sólo son posibles, en última instancia, modificando la estructura organizativa de la empresa y la conducta humana. En el recién promulgado Reglamento de prevención de accidentes (Guardias y servicios de seguridad) (VBG 68), que en un examen somero puede parecer exagerado y demasiado detallado, se presta especial consideración a este concepto básico. 
No resulta sorprendente, por lo tanto que, a partir de la entrada en vigor del reglamento, el índice de accidentes y enfermedades profesionales notificadas entre los trabajadores de las compañías de vigilancia y seguridad, se haya reducido en cerca del 20 %, a pesar del incremento global de la tasa de criminalidad. Algunas compañías en las que, además de aplicarse de forma especialmente rigurosa el Reglamento de prevención de accidentes, se han adoptado medidas complementarias de seguridad basadas en un catálogo de criterios publicado, han logrado reducir la frecuencia de los accidentes y enfermedades profesionales hasta en un 50 %. La reducción ha sido especialmente notable en la utilización de los perros. Además, el conjunto de las medidas adoptadas, ha permitido reducir el montante de las primas abonables por el seguro obligatorio de accidentes de las compañías de vigilancia y seguridad, a pesar del incremento de los costes. Resulta evidente que, en términos globales, el comportamiento seguro sólo es posible a largo plazo mediante la aplicación de reglamentos y normas concretas, además de una formación y supervisión permanentes.

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