miércoles, 18 de junio de 2014

Riesgos térmicos

Durante la extinción de un incendio puede producirse estrés por calor debido a los efectos del aire caliente, el calor radiante, el contacto con superficies calientes o el calor generado por el propio cuerpo durante el ejercicio físico, que no puede enfriarse durante el incendio. En la extinción de incendios, el estrés por calor se incrementa por las propiedades aislantes de las prendas de protección y por el esfuerzo físico, que contribuyen a generar calor en el organismo humano. El calor puede producir lesiones locales en forma de quemaduras o provocar un estrés térmico general, con el consiguiente riesgo de sufrir deshidratación, golpe de calor y colapso cardiovascular. 
El aire caliente no suele constituir, por sí solo, un grave riesgo para los bomberos. El aire seco no puede retener demasiado calor. En cambio, el vapor y el aire caliente cargado de humedad son capaces de producir graves quemaduras, debido a que el vapor de agua puede conservar mucha mayor cantidad de energía calorífica que el aire seco. Por suerte, las quemaduras por vapor no son frecuentes. 
Durante un incendio, suele producirse un fuerte calor radiante, capaz de provocar quemaduras por sí solo. La piel de los bomberos también puede sufrir alteraciones características por la exposición prolongada al calor.

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