sábado, 21 de junio de 2014

Riesgos psicológicos

Un bombero accede a escenarios de los que huyen otras personas, afrontando un riesgo personal directo mayor que en casi cualquier otra profesión civil. Durante un incendio pueden producirse numerosos percances, dado que la evolución de un gran incendio suele ser a menudo impredecible. Además de velar por su seguridad personal, el bombero tiene que preocuparse por la seguridad de otras personas amenazadas por el fuego. El salvamento de las víctimas es una actividad especialmente estresante. 
No obstante, la vida laboral de un bombero es algo más que una secuencia interminable de espera angustiosa jalonada por una serie de incidentes estresantes. En realidad, el bombero disfruta de muchos aspectos positivos en su trabajo. Pocas profesiones gozan de tanto respeto entre sus conciudadanos. Además, la seguridad en el trabajo es considerable entre los bomberos urbanos una vez que han sido contratados, y el salario suele ser bueno comparado con otros trabajos. Por otra parte, el espíritu de equipo y la camaradería son muy fuertes entre los bomberos. Estos aspectos positivos del trabajo contrarrestan los aspectos estresantes y protegen a los bomberos contra las consecuencias emocionales del estrés repetitivo. 
Al sonar la alarma, el bombero experimenta un cierto grado de ansiedad instantánea debido a la imposibilidad de predecir la situación que debe afrontar. El estrés psicológico de este momento es tan grande o, quizás mayor, que el que va a sufrir en el curso de la operación. Los indicadores psicológicos y bioquímicos del estrés han mostrado que los bomberos de guardia experimentan un estrés psicológico permanente que refleja los patrones de estrés psicológico y niveles de actividad observados subjetivamente en los puestos de servicio.

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