lunes, 2 de junio de 2014

PROBLEMAS DE SALUD Y PAUTAS PATOLOGICAS - I

Los profesores conforman un segmento amplio y cada vez mayor de la población activa en muchos países. Por ejemplo, en Estados Unidos, más de 4,2 millones de trabajadores fueron incluidos en 1992 en la categoría general de profesores, desde los que imparten formación preescolar hasta los universitarios. Además de los profesores que desarrollan su actividad en las aulas, otros profesionales y técnicos prestan sus servicios en los centros docentes, como el personal de seguridad y de mantenimiento, de enfermería, del servicio de comedor y los mecánicos. Tradicionalmente, la enseñanza no se ha considerado una profesión que conlleve la exposición a sustancias peligrosas. En consecuencia, son pocos los estudios realizados sobre los problemas de salud derivados de esta actividad. Con todo, los profesores y otros miembros de la plantilla de los centros docentes pueden verse expuestos a una amplia gama de riesgos físicos, químicos, biológicos o de otro tipo. La contaminación atmosférica en el interior es una causa importante de enfermedades graves entre los profesores. La fuente principal de esta forma de contaminación es un mantenimiento inadecuado de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado. La contaminación de estos sistemas puede provocar enfermedades respiratorias y dermatológicas agudas. Los edificios de reciente construcción o renovados liberan sustancias químicas, polvo y vapores a la atmósfera. Otras fuentes de contaminación atmosférica en el interior son los techos, los aislamientos, las alfombras, las cortinas y los muebles, la pintura, el calafateo y otras sustancias químicas. 
Los daños provocados por el agua y no reparados, como las goteras, pueden dar lugar al desarrollo de microorganismos en los materiales de construcción y en los sistemas de ventilación y a la emisión de aerosoles biológicos que afectan al sistema respiratorio de profesores y estudiantes por igual. La contaminación de los edificios escolares por microorganismos puede causar enfermedades graves como neumonía, infecciones de las vías respiratorias superiores, asma y rinitis alérgica. El personal docente especializado en determinados campos técnicos puede verse expuesto a riesgos profesionales específicos. Por ejemplo, los profesores de artes y oficios suelen entrar en contacto con diversas sustancias químicas como disolventes orgánicos, pigmentos y tintes, metales y compuestos metálicos, minerales y plásticos (Rossol 1990). Otros materiales utilizados en este tipo de formación pueden provocar reacciones alérgicas. La exposición a muchas de estas sustancias está estrictamente regulada en los lugares de trabajo de las empresas, pero no en las aulas. Los profesores de química y biología manipulan sustancias químicas tóxicas como los formaldehídos y se exponen a otros riesgos biológicos en los laboratorios de los centros docentes. Los profesores de talleres trabajan en entornos cargados de polvo y pueden entrar en contacto con grandes cantidades de polvo de madera y materiales de limpieza, así como soportar niveles de ruido elevados.

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