Debido a la extensa variedad de fórmulas empleadas por cada
fabricante, y a los diferentes métodos de empaquetado y
mezclado de los productos fotográficos, sólo pueden hacerse recomendaciones
generales acerca de los riesgos que presenta la fotografía
en blanco y negro. La afección más común es la dermatitis
de contacto, originada principalmente por el contacto de la piel
con los líquidos reveladores. Se trata de soluciones alcalinas que
suelen contener hidroquinona y, en algunos casos, p-metilaminofenolsulfato
(conocido también como metol o KODAK ELON).
Los reveladores irritan la piel y los ojos y pueden causar reacciones
alérgicas de la piel en individuos sensibles. El ácido acético
es el componente más peligroso en los baños de paro. Aunque los
baños de paro concentrados son muy ácidos y pueden causar
quemaduras por contacto en piel y ojos, las soluciones de trabajo
sólo presentan una capacidad irritante baja o moderada. Los fijadores
contienen tiosulfato de sodio (hypo) y diferentes sulfitos
(por ejemplo, metabisulfito sódico) y no entrañan grandes riesgos
para la salud.
Además de los riesgos para la piel y los ojos, existe el peligro
de inhalación de gases y vapores de determinadas soluciones
fotográficas, sin olvidar las molestias que producen los malos
olores, especialmente en locales insuficientemente ventilados.
Algunos productos químicos empleados en fotografía
(por ejemplo, los fijadores) emiten gases, como el amoníaco o
el dióxido de azufre, generados por degradación de las sales de
amonio y sulfito, respectivamente. Son gases que, al igual que el
ácido acético que desprenden los baños de paro, pueden irritar
las vías respiratorias superiores y los ojos. El efecto irritante de
estos gases y vapores depende de la concentración, aunque la
exposición normal de los trabajadores que manejan estos
productos no suele llegar a niveles de riesgo. Las personas más
sensibles (con problemas de salud previos, como el asma) pueden
presentar síntomas tras exposiciones por debajo de los límites
habituales en la profesión. Debido al bajo umbral de olor de los
productos químicos, son fáciles de detectar. Aunque el fuerte
olor no implica necesariamente peligro para la salud, la existencia
de olores fuertes, o de el aumento en la intensidad de
éstos pueden indicar que el sistema de ventilación no es el
adecuado y que precisa ser revisado.
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