La piedras empleadas en escultura se dividen en duras y blandas.
Las blandas se trabajan manualmente con sierras, cinceles, martillos
o limas, y también con herramientas eléctricas.
Las piedras duras, como el granito, y otros materiales, como
los bloques de cemento, se emplean también para crear obras de
arte y objetos decorativos, para lo cual se necesitan herramientas
eléctricas o neumáticas, aunque los acabados pueden hacerse
manualmente.
Riesgos
La inhalación prolongada de grandes cantidades del polvo de
ciertas piedras que contienen sílice cristalina libre, producido en
superficies recién cortadas, puede causar silicosis. Con las herramientas
eléctricas y neumáticas se produce una mayor concentración
de polvo en el aire, que, por otra parte, es más fino que el
generado con herramientas manuales. El mármol, el travertino y
la piedra caliza son materiales inertes y no entrañan riesgos para
los pulmones; el yeso (sulfato de calcio) irrita la piel y las mucosas.
La inhalación de fibras de asbesto, incluso en pequeñas cantidades,
puede causar cáncer de pulmón (laringe, tráquea, bronquios,
pulmón y pleura) y posiblemente cáncer del tubo digestivo
y otros órganos. Tales fibras se hallan presentes en la serpentina
y en el talco.
La asbestosis (fibrosis pulmonar) sólo se contrae
por inhalación de dosis elevadas de fibras de asbesto, algo no
frecuente en este oficio (véase la Tabla 96.3, que resume los peligros
que entrañan las piedras más comunes).
Los martillos neumáticos, las sierras y lijadoras eléctricas y las
herramientas manuales producen niveles elevados de ruido que
pueden causar pérdidas de audición y otros problemas en el
sistema nervioso autónomo (incremento del índice cardíaco,
alteraciones gástricas, etc.), trastornos psicológicos (irritabilidad,
pérdida de concentración, etc.), y otros problemas de salud de
carácter general, como dolor de cabeza.
El uso de herramientas neumáticas y eléctricas puede
provocar lesiones en la microcirculación de los dedos y facilitar
la aparición del fenómeno de Raynaud, así como patologías
degenerativas en el antebrazo.
Cuando se trabaja en posiciones difíciles o se levantan objetos
pesados pueden aparecer molestias lumbares, contracturas
musculares, artritis y bursitis en las articulaciones (rodilla, codo).
El riesgo de accidente suele estar relacionado con la utilización
de herramientas afiladas activadas por una fuerza (manual,
eléctrica o neumática) de gran potencia.
Al romper la piedra,
las esquirlas suelen salir proyectadas con violencia al entorno de
trabajo; también se producen desplazamientos y caídas
de bloques y superficies incorrectamente fijados. El agua
empleada en los distintos procesos puede hacer resbaladizos los
suelos y originar cortocircuitos.
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