domingo, 21 de septiembre de 2014

Escultura en piedra - I

La piedras empleadas en escultura se dividen en duras y blandas. Las blandas se trabajan manualmente con sierras, cinceles, martillos o limas, y también con herramientas eléctricas. Las piedras duras, como el granito, y otros materiales, como los bloques de cemento, se emplean también para crear obras de arte y objetos decorativos, para lo cual se necesitan herramientas eléctricas o neumáticas, aunque los acabados pueden hacerse manualmente.

Riesgos 

La inhalación prolongada de grandes cantidades del polvo de ciertas piedras que contienen sílice cristalina libre, producido en superficies recién cortadas, puede causar silicosis. Con las herramientas eléctricas y neumáticas se produce una mayor concentración de polvo en el aire, que, por otra parte, es más fino que el generado con herramientas manuales. El mármol, el travertino y la piedra caliza son materiales inertes y no entrañan riesgos para los pulmones; el yeso (sulfato de calcio) irrita la piel y las mucosas. La inhalación de fibras de asbesto, incluso en pequeñas cantidades, puede causar cáncer de pulmón (laringe, tráquea, bronquios, pulmón y pleura) y posiblemente cáncer del tubo digestivo y otros órganos. Tales fibras se hallan presentes en la serpentina y en el talco. 
La asbestosis (fibrosis pulmonar) sólo se contrae por inhalación de dosis elevadas de fibras de asbesto, algo no frecuente en este oficio (véase la Tabla 96.3, que resume los peligros que entrañan las piedras más comunes). Los martillos neumáticos, las sierras y lijadoras eléctricas y las herramientas manuales producen niveles elevados de ruido que pueden causar pérdidas de audición y otros problemas en el sistema nervioso autónomo (incremento del índice cardíaco, alteraciones gástricas, etc.), trastornos psicológicos (irritabilidad, pérdida de concentración, etc.), y otros problemas de salud de carácter general, como dolor de cabeza. 
El uso de herramientas neumáticas y eléctricas puede provocar lesiones en la microcirculación de los dedos y facilitar la aparición del fenómeno de Raynaud, así como patologías degenerativas en el antebrazo. Cuando se trabaja en posiciones difíciles o se levantan objetos pesados pueden aparecer molestias lumbares, contracturas musculares, artritis y bursitis en las articulaciones (rodilla, codo). El riesgo de accidente suele estar relacionado con la utilización de herramientas afiladas activadas por una fuerza (manual, eléctrica o neumática) de gran potencia. 
Al romper la piedra, las esquirlas suelen salir proyectadas con violencia al entorno de trabajo; también se producen desplazamientos y caídas de bloques y superficies incorrectamente fijados. El agua empleada en los distintos procesos puede hacer resbaladizos los suelos y originar cortocircuitos.

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