Los artistas y artesanos suelen trabajar por cuenta propia y por lo
común lo hacen en estudios, en sus hogares, o en los patios de sus
casas, con medios escasos e inversiones pequeñas. El oficio suele
pasar de generación en generación y su aprendizaje es informal,
especialmente en países en desarrollo (McCann 1996).
En los
países industrializados, muchos artistas y artesanos llevan a cabo
su aprendizaje en centros de formación profesional.
Aunque hoy en día son millones las personas dedicadas a este
sector en todo el mundo y la artesanía es una parte importante
de la economía de muchos países, apenas existen estadísticas
sobre el número de artistas y artesanos.
Según cálculos de distintas fuentes, en Estados Unidos hay
aproximadamente unos 500.000 artistas, artesanos y profesores
de arte profesionales. En México se estima que hay unas
5.000 familias dedicadas exclusivamente a la cerámica en sus
hogares.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha
revelado que entre 1980 y 1990 el 24 % de la población activa
en América Latina trabajaba por cuenta propia (OPS 1994).
En otros estudios de este sector los porcentajes eran similares o
superiores (OMS 1976; Henao 1994). Se desconoce el porcentaje
correspondiente a artistas y artesanos.
Las actividades artísticas y artesanales han evolucionado
gracias a las nuevas tecnologías, y los artistas han ido incorporando
a su trabajo procesos y productos químicos modernos,
como plásticos, resinas, equipos con dispositivos láser, fotografía,
etc. (McCann 1992a; Rossol 1994).
En la Tabla 96.2 se recogen
los diferentes riesgos físicos y químicos presentes en los procesos
artísticos.
Al igual que otros sectores informales, el de las actividades
artísticas y artesanales apenas se encuentra reglamentado, por lo
que suele estar excluido de la legislación en materia de indemnizaciones
a los trabajadores y de otras disposiciones sobre seguridad
y salud en el trabajo.
Las instituciones oficiales encargadas
de ello desconocen en muchos países los riesgos laborales a los
que se exponen los artistas y artesanos, que no están cubiertos
por los servicios de salud en el trabajo. Es preciso encontrar el
modo de instruir a los artistas y artesanos sobre los riesgos que
entrañan los materiales y procesos que emplean, y sobre las
precauciones que exigen, así como facilitarles el acceso a los
servicios de salud laboral.
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