Durante la extinción de un incendio puede producirse estrés por
calor debido a los efectos del aire caliente, el calor radiante,
el contacto con superficies calientes o el calor generado por el
propio cuerpo durante el ejercicio físico, que no puede enfriarse
durante el incendio. En la extinción de incendios, el estrés por
calor se incrementa por las propiedades aislantes de las prendas
de protección y por el esfuerzo físico, que contribuyen a generar
calor en el organismo humano. El calor puede producir lesiones
locales en forma de quemaduras o provocar un estrés térmico
general, con el consiguiente riesgo de sufrir deshidratación, golpe
de calor y colapso cardiovascular.
El aire caliente no suele constituir, por sí solo, un grave riesgo
para los bomberos. El aire seco no puede retener demasiado
calor. En cambio, el vapor y el aire caliente cargado de
humedad son capaces de producir graves quemaduras, debido a
que el vapor de agua puede conservar mucha mayor cantidad de
energía calorífica que el aire seco. Por suerte, las quemaduras
por vapor no son frecuentes.
Durante un incendio, suele producirse un fuerte calor
radiante, capaz de provocar quemaduras por sí solo. La piel de
los bomberos también puede sufrir alteraciones características
por la exposición prolongada al calor.
Interesante!! Gracias por la información
ResponderBorrar