Aunque el enfoque preventivo varía en función de cada tipo de
trabajo, algunas medidas son comunes a todos o casi todos ellos.
En muchos empleos se exige actualmente a los trabajadores
que participen en el proceso denominado de “investigación de
incidentes graves” después de ocurrir los mismos. Durante el
interrogatorio, el sujeto comenta el incidente en presencia de un
especialista en salud mental, con el objeto de conocer su impresión
sobre el incidente y su opinión respecto a su propia
actuación. El proceso de "investigación de incidentes graves", ha
demostrado gran eficacia en la prevención de problemas posteriores
derivados de dichos incidentes, como el síndrome de estrés
postraumático.
El proceso de selección de los policías y bomberos suele
consistir en unas pruebas rigurosas de aptitud física en el
momento de la contratación y, en muchos servicios, se exigen
programas de ejercicios y de formación permanente para
mantener esa aptitud física. Aunque el objetivo central de estos
programas es mantener un nivel satisfactorio y constante de
rendimiento, uno de sus efectos adicionales es el de reducir la
probabilidad de lesiones.
El riesgo de infección es difícil de prever, debido a que las
víctimas no siempre muestran síntomas externos de estar infectadas.
Actualmente se instruye al personal de urgencias en la
adopción de “precauciones generales” para manipular fluidos
corporales, y en el uso de equipos de protección, tales como
guantes y gafas de seguridad, antes de exponerse al contacto con
dichos fluidos. Sin embargo, con frecuencia tales incidentes son
imprevisibles o difíciles de controlar si la víctima se muestra
violenta o irracional. En caso de riesgo elevado, se aconseja la
vacunación contra la hepatitis B. Asimismo, se recomienda el
empleo de equipos de reanimación desechables para reducir
el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas. Hay que
tener especial cuidado con agujas y otros objetos cortantes o
punzantes.
Cualquier mordisco producido por una persona debe
limpiarse cuidadosamente y tratarse con penicilina u otros antibióticos
similares. Si se confirma la infección por VIH de la
persona a cuyo contacto ha estado expuesto el trabajador o se
sospecha la transmisión del virus a partir del pinchazo de una
aguja o de otro contacto peligroso con sangre u otros fluidos
corporales, debe consultarse con un médico la conveniencia de
administrar fármacos antivíricos que reduzcan las posibilidades
de infección del trabajador.
La transmisión de la tuberculosis a
un trabajador expuesto puede confirmarse mediante pruebas
dermatológicas y tratarse con medidas profilácticas antes de que
se convierta en una enfermedad grave.
Otras medidas preventivas son específicas para cada profesión
en particular.
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