En la Figura 95.2 se muestra un bombero provisto de equipo
de protección individual que combate un incendio en un edificio
con una manguera de extinción de incendios.
Estas operaciones entrañan los mayores riesgos de sufrir
lesiones, con independencia de las herramientas utilizadas y de
las operaciones realizadas. Son especialmente frecuentes las
lesiones de espalda, las distensiones musculares, las lesiones
producidas por caídas y el estrés por calor. La frecuencia de los
trastornos cardiopulmonares entre los bomberos se atribuye en
parte a la presencia de gases tóxicos y al nivel de actividad física
exigido en las áreas de incendios. Esto ha inducido a muchos
cuerpos de bomberos a incorporar en sus departamentos
programas de aptitud física junto con programas de seguridad
total. En muchos lugares se han puesto en práctica medidas para
reducir el estrés producido por los incidentes graves, dado que
los bomberos afrontan situaciones que pueden generar graves
reacciones emocionales. Estas reacciones son normales ante
situaciones sumamente anómalas.
La misión del cuerpo de bomberos consiste en preservar la
vida y la propiedad; por consiguiente, la seguridad en el escenario
de un incendio es de capital importancia. El aumento de la
seguridad en el lugar del incendio subyace en muchas de las
operaciones que se analizan en este artículo. Muchos de los peligros
que acechan en los incendios se deben a la naturaleza
misma del fuego.
Así, el retroceso de llama y la deflagración
pueden ser mortales para los bomberos. El retroceso de llama se
debe a la introducción de aire en una zona recalentada en la que
se ha consumido el oxígeno. La deflagración es la acumulación de
calor en una zona hasta que, de repente, se incendia todo lo que
hay en ese área. Ambos fenómenos reducen el nivel de seguridad
y contribuyen a incrementar los daños materiales. La ventilación
es uno de los métodos de control que utilizan los bomberos; sin
embargo, el aumento de la ventilación puede producir graves
daños materiales.
A menudo se observa como los bomberos
rompen ventanas o practican agujeros en el techo, con lo que la
intensidad del fuego parece recrudecerse. Esto se debe a que el
humo y los gases tóxicos escapan de la zona del incendio. No
obstante, se trata de una medida imprescindible en la lucha
contra incendios. Se debe prestar especial atención al posible
desplome de los techos, al establecimiento de una vía de salida
rápida y, al uso de mangueras de apoyo para proteger al
personal y la propiedad.
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