El monóxido de carbono es el factor de riesgo agudo más
común, característico y grave para los bomberos. En efecto, la
afinidad del monóxido de carbono por la hemoglobina hace que
se acumule carboxihemoglobina rápidamente en la sangre al
prolongarse la exposición. Los niveles de carboxihemoglobina se
incrementan especialmente cuando un esfuerzo físico intenso
aumenta la respiración por minuto y, en consecuencia, el aporte
de la misma al pulmón de los bomberos que combaten un
incendio sin equipo de protección individual. No existe una relación
aparente entre la densidad del humo y la cantidad de
monóxido de carbono en el aire. En particular, los bomberos
deben abstenerse de fumar durante las operaciones de desescombro,
en las que aún quedan rescoldos humeantes de los
materiales que no han ardido totalmente, puesto que esta acción
contribuye a incrementar el nivel ya elevado de monóxido de
carbono en sangre.
El cianuro de hidrógeno se produce en la
combustión a menor temperatura de materiales ricos en nitrógeno,
como las fibras naturales del tipo de la seda y la lana, así
como de materiales sintéticos comunes, como el poliuretano y el
poliacrilonitrilo.
Si arden hidrocarburos combustibles a bajas temperaturas,
pueden formarse hidrocarburos de bajo peso molecular, aldehídos
(como el formaldehído) y ácidos orgánicos. También se
forman óxidos de nitrógeno en cantidades apreciables cuando la
temperatura es elevada a causa de la oxidación del nitrógeno
atmosférico, y a temperaturas más bajas, si el contenido de
nitrógeno del combustible es suficientemente alto. Los plásticos
poliméricos entrañan riesgos específicos. Estos materiales sintéticos,
que se introdujeron en la construcción y en el mobiliario en los años 50, generan al arder sustancias particularmente
tóxicas. En efecto, la acroleína, el formaldehído y los ácidos
grasos volátiles suelen estar presentes en los rescoldos humeantes
de varios polímeros, incluidos el polietileno y la celulosa natural.
Los niveles de cianuro aumentan al elevarse la temperatura
cuando se queman poliuretano o poliacrilonitrilos; el acrilonitrilo,
la piridina de acetonitrilo y el benzonitrilo se producen en
cantidades entre los 800 y los 1.000 grados centígrados. Se ha
recomendado el uso del cloruro de polivinilo en la fabricación
de mobiliario, por considerarse que es un polímero inocuo,
debido a que se destruye completamente al arder debido a su
elevado contenido de cloro. Por desgracia, este material genera
una gran cantidad de ácido clorhídrico y, a veces, de dioxinas si
el incendio se prolonga.
El peligro de los materiales sintéticos es mayor en condiciones
de fuego lento humeante y sin llamas que en condiciones de
elevado calor. El hormigón absorbe gran cantidad de calor y
puede actuar como “esponja” de los gases atrapados que posteriormente
se liberan del material poroso, lo que libera cloruro de
hidrógeno y otros humos tóxicos mucho tiempo después de la
extinción del incendio.
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