El cizallamiento se evita dejando unas separaciones
adecuadas entre los componentes móviles y entre las piezas
móviles y fijas. El aplastamiento se evita dejando suficiente
espacio en la parte superior del hueco del ascensor entre el techo
de la cabina en su posición más elevada y la parte alta del hueco,
y un espacio libre en el fondo en el que quepa una persona a
buen seguro cuando la cabina esté en su posición más baja.
Estos espacios están protegidos por topes o amortiguadores.
La protección contra caídas por el hueco del ascensor se
obtiene con puertas de acceso sin perforaciones y con una desconexión
automática que evita el movimiento de la cabina hasta
que las puertas están totalmente cerradas. Las puertas de acceso
de tipo corredera y automáticas son las recomendadas para los
ascensores de personas.
El impacto se limita restringiendo la fuerza cinética del cierre
de las puertas automáticas; el atrapamiento de personas en una
cabina enganchada se evita colocando un mecanismo de desenclavamiento
de emergencia en las puertas y un medio para
que personal especialmente instruido las abra y saque a los
pasajeros.
La sobrecarga en una cabina se evita mediante una proporción
muy ajustada entre la carga permitida y la superficie libre
del piso de la cabina.
En todos los ascensores para personas es
preciso instalar puertas en la cabina para evitar que aquellas
queden atrapadas en el espacio entre el umbral de la cabina y el
hueco del ascensor o las puertas de acceso. Los umbrales de las
cabinas deberán equiparse con un guardapié de una altura no
inferior a 0,75 m para evitar accidentes, como muestra la
Figura 93.12.
Las cabinas tienen que estar equipadas con mecanismos
de seguridad capaces de detener y aguantar una cabina
totalmente cargada en caso de exceso de velocidad o rotura de
un cable de suspensión. El mecanismo será activado por un
regulador de exceso de velocidad impulsado por la cabina por
medio de un cable (véase la Figura 93.11). Cuando los viajeros
están de pie y se desplazan en dirección vertical, la deceleración
durante el funcionamiento del mecanismo de seguridad debe
situarse entre 0,2 y 1,0 g (m/s2) para evitar lesiones (g= aceleración
de la gravedad).
En función de la legislación nacional, los ascensores destinados
principalmente al transporte de mercancías, vehículos y
automóviles acompañados por usuarios autorizados e instruidos
pueden utilizar una o dos entradas a la cabina opuestas y sin
puertas de cabina, con la condición de que la velocidad autorizada
no sobrepase los 0,63 m/s, que la profundidad de la cabina
no sea menor de 1,50 m. y que la pared del hueco enfrente de la
entrada, incluso las puertas de desembarque, esté lisa y enrasada.
En los ascensores de mercancías de uso industrial (montacargas
de mercancías), las puertas de acceso son generalmente
puertas automáticas bipartidas en vertical, y habitualmente no
cumplen estas condiciones. En tal caso, la puerta de cabina que
se requiere es una corredera vertical hecha de mallazo.
El ancho
de separación entre la cabina del ascensor y las puertas de
acceso debe ser el mismo para evitar daños en los paneles del
montacargas por carretillas elevadoras u otros vehículos al
entrar o salir del montacargas. El diseño de este tipo de montacargas
ha de tener en cuenta la carga, el peso del equipo de
manutención y los grandes esfuerzos que conlleva la conducción,
parada e inversión del movimiento de estos vehículos. Las
guías de la cabina requieren un refuerzo especial. Si se permite
el transporte de personas, el número admisible se corresponderá
con la superficie del piso de la cabina. Por ejemplo, la superficie
de un ascensor para una carga de 2.500 kg deberá ser de 5 m2,
suficiente para 33 personas. La carga y el acompañamiento de la
misma se hará con sumo cuidado. La Figura 93.13 muestra una
situación deficiente
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