Una vez terminadas, las unidades de mayor tamaño se trasladan
a la grada, el astillero o la zona de montaje final, donde se
ensamblan unas con otras para dar forma al buque (véase la Figura 92.8). De nuevo se llevan a cabo numerosos trabajos de
ajuste y soldadura. Una vez que el casco está estructuralmente
terminado y definitivamente estanco, se procede a la botadura,
que se hace deslizando el buque desde la grada de construcción
hasta el agua, inundando el dique seco o bajando el buque hasta
el agua. La botadura suele ser un acto solemne y colorista.
Una vez botado el buque hay que aparejarlo, trabajo que
exige gran cantidad de tiempo y de equipamientos: instalación
de conducciones y cableado, equipamiento de cocinas y camarotes,
aislamiento, instalación de equipos electrónicos y ayudas
a la navegación y montaje de las máquinas y otros aparatos auxiliares.
Estas tareas se encomiendan a distintos oficios
especializados.
Una vez finalizada la fase de aparejamiento, el buque se
somete a una serie de pruebas en el muelle y en el mar durante
las cuales se verifican todos sus sistemas hasta tener la certeza de
que es plenamente funcional y operativo. Por último, una vez
terminadas todas las labores de verificación y las reparaciones
correspondientes, el buque se entrega al cliente.
Figura 92.5 • Trabajos en un subconjunto del buque. |
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