Prácticamente todas las actividades relacionadas con la construcción,
la reparación y el mantenimiento de buques y embarcaciones
pequeñas causan emisiones atmosféricas. Entre los
contaminantes atmosféricos regulados en numerosos países se
incluyen los óxidos de azufre y nitrógeno, el monóxido de
carbono, las partículas (humo, hollín, polvo, etc.), el plomo y los
compuestos orgánicos volátiles (COV).
Las actividades relacionadas
con la construcción y la reparación de buques que generan
contaminantes del tipo “óxido” incluyen calderas y otras fuentes
de combustión y el calor para el tratamiento de metales, generadores
y hornos. Forman partículas los humos de combustión y el
polvo formado al trabajar la madera o limpiar con chorro de
arena y al lijar, esmerilar y pulir.
En ocasiones hay que fundir parcialmente lingotes de plomo
para moldearlos en las formas que exige la protección de los
generadores navales de energía nuclear. Se forma polvo de
plomo al eliminar la pintura de buques sometidos a revisión
general o reparación.
Los contaminantes atmosféricos peligrosos (HAP) son
compuestos químicos con propiedades nocivas para la salud
confirmadas o sospechadas. Se forman en muchas actividades
desarrolladas en los astilleros, como fundición y galvanoplastia,
que emiten cromo y otros compuestos metálicos.
Algunos COV, como los alcoholes y las naftas, utilizados como
disolventes de pinturas, diluyentes y limpiadores, y numerosas
colas y adhesivos, no son HAP. Otros disolventes, utilizados principalmente
en pinturas, como xileno y tolueno y diversos
compuestos clorados, como tricloroetileno, cloruro de metilo y
tricloroetano, sí son HAP.
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