Dado que los buques y las embarcaciones de recreo se construyen
junto al agua, los astilleros han de cumplir con las normativas
establecidas por sus respectivos gobiernos en materia de vertidos
de aguas residuales. La mayor parte de los astilleros norteamericanos,
por ejemplo, aplican un programa denominado “Prácticas Optimas de Gestión” (BMP) considerado como una importante
compilación de tecnologías de control para ayudar a los astilleros
a cumplir con los requisitos establecidos en materia de vertidos.
Otra tecnología de control utilizada en astilleros con muelle
de carena (dique seco) es el sistema de presa y compuerta. La presa
se encarga de retener los sólidos e impide que lleguen a los sumideros
y las aguas adyacentes. El sistema de compuertas evita la
entrada en los sumideros de los restos de aceite y de partículas
flotantes.
En muchos astilleros se ha incorporado recientemente el
control de las aguas de tormenta. Las instalaciones han de
disponer de un plan de prevención de la contaminación por
precipitaciones tormentosas que, mediante la aplicación de diferentes
tecnologías de control, impida que la precipitación
arrastre los contaminantes hacia las aguas próximas a las instalaciones
del astillero.
Muchas instalaciones destinadas a la construcción de buques
y embarcaciones pequeñas vierten parte de sus aguas residuales
a la red de alcantarillado. Estas instalaciones deben cumplir con
los requisitos locales en materia de vertidos a la red pública de
alcantarillado. Algunos astilleros están construyendo sus propias
plantas de tratamiento previo de aguas residuales, diseñadas
para cumplir con la normativa local de calidad de las aguas.
Hay dos tipos básicos de plantas de tratamiento previo: en uno,
la finalidad primordial es retirar los metales tóxicos, mientras
que el objeto del otro es extraer los productos derivados del
petróleo.
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