Los trabajos de acabado metálico, el fresado químico y la
galvanización suponen la exposición a concentraciones de
ácidos, bases y electrolitos de los depósitos al aire libre. La
mayoría de los baños contienen elevadas concentraciones de
metales disueltos. Aunque la composición y las condiciones
operativas de los baños (concentración, temperatura, agitación,
dimensiones) son diferentes, casi todos ellos necesitarán algún
tipo de ventilación local para controlar los niveles de emanaciones,
gases y vapores en suspensión en la atmósfera. A efectos
de control, se utilizan diversos modelos de cubiertas laterales de
tipo ranurado. Las organizaciones de carácter técnico, como
la Conferencia Americana de Higienistas Industriales del
Gobierno (ACGIH) y el American National Standards Institute
(ANSI), disponen de diseños de ventilación y pautas de funcionamiento
para los diferentes tipos de baño. La naturaleza corrosiva
de estos baños obliga a utilizar protecciones tanto para la
piel como para los ojos (gafas contra salpicaduras, pantallas
faciales, guantes, mandiles, etc.) durante la realización de
trabajos en las proximidades de esos depósitos. Tambien deben
estar disponibles en todo momento para emergencias las duchas
y los dispositivos para lavados oculares.
La soldadura mediante haz de electrones y el taladrado
mediante láser también suponen un riesgo por radiación para
los trabajadores. La soldadura mediante haz de electrones
genera una radiación secundaria por rayos X (efecto bremsstrahlung).
Las cámaras de soldadura son, en cierto modo, un tubo
de rayos X inútil. Es decisivo que la cámara, o el material en el
que está construida, contenga algún tipo de protección que
reduzca la radiación a los niveles más bajos posibles. Suele
hacerse con protecciones de plomo. Han de realizarse periódicamente
estudios sobre la radiación. Los rayos láser entrañan
riesgos (térmicos) para la piel y los ojos; también existe riesgo
potencial por exposición a emanaciones metálicas producidas
por la evaporación de los metales base. Los trabajos con láser
que entrañan riesgo de radiación deben aislarse y confinarse, en
la medida de lo posible, a cámaras con dispositivos de enclavamiento.
Debe seguirse con todo rigor un programa completo.
La ventilación local es imprescindible siempre que se generen
emanaciones metálicas.
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