jueves, 12 de diciembre de 2013

Tipos de contratos

En contrato tradicional, el cliente acuerda con un proyectista la elaboración de un proyecto y unas especificaciones completas. A partir de aquí, el cliente invita a los contratistas a que presenten ofertas o pujen para ejecutar el trabajo de acuerdo con el proyecto. El papel del contratista se reduce mayormente a la construcción propiamente dicha. La participación del contratista en el diseño o la elaboración de especificaciones consiste principalmente en buscar los cambios que hagan la construcción más fácil o más eficiente: mejorar la “edificabilidad”. Otro acuerdo corriente en la construcción es el contrato de proyecto y obra. 
El cliente requiere un edificio (tal vez un bloque de oficinas o un centro comercial), pero las únicas ideas definidas que tiene en cuanto a los aspectos de detalle del proyecto son las dimensiones del emplazamiento, el número de personas que habrán de acomodarse o la escala de actividades que en él se desarrollará. En tal caso, el cliente solicita ofertas de proyectistas o contratistas para que cursen propuestas de proyecto y obra. Los contratistas que se dedican a proyectar y construir cuentan con su propia organización de proyectos o mantienen lazos estrechos con un proyectista ajeno a su organización que está dispuesto a trabajar para ellos en el encargo. 
La modalidad de proyecto y obra puede incorporar dos fases: una fase inicial en la que un proyectista prepara un proyecto preliminar que sirve para la petición de ofertas; y, a continuación, una segunda fase en la que el contratista de proyecto y obra que resulte adjudicatario, realizará el proyecto de ejecución de la obra. Los contratos de mantenimiento y emergencias cubren una gran variedad de acuerdos entre clientes y contratistas y representan una proporción significativa del trabajo de la industria de la construcción. Generalmente tienen vigencia por un período fijo, requieren que el contratista haga ciertos tipos de trabajos con carácter inmediato (p. ej., trabajos en los que el cliente llama al contratista para que los ejecute al momento). 
Los contratos de emergencia son utilizados ampliamente por las autoridades públicas que tienen la responsabilidad de suministrar un servicio público que no se puede interrumpir; los organismos públicos, las compañías de servicios públicos y los servicios de transporte hacen amplio uso de los mismos. Las empresas industriales, en especial aquellas con procesos continuos tales como las petroquímicas, también hacen extenso uso de estos contratos para resolver los problemas en sus instalaciones. Habiendo acordado un contrato de tal índole, el contratista se compromete a tener disponibles personal y equipo adecuados para la ejecución de los trabajos, a menudo avisado con muy poca antelación (p. ej., en el caso de contratos de emergencia). 
La ventaja para el/la cliente es que no necesita tener obreros en su nómina ni conservar maquinaria o equipos para emplear sólo de manera esporádica en trabajos de mantenimiento y casos de emergencia. La valoración de este tipo de contratos puede basarse en un tanto fijo por año o en el tiempo empleado en la ejecución del trabajo o en una combinación de ambos. Quizás el ejemplo más comúnmente conocido por el público sea el de mantenimiento de carreteras y reparaciones de urgencia de tendidos eléctricos o tuberías de gas cortadas o dañadas accidentalmente. Cualquiera que sea la forma de contrato, las posibilidades de que clientes y proyectistas influyan en la seguridad y la salud de los contratistas por efecto de decisiones tomadas en una fase temprana del trabajo son las mismas. La modalidad del proyecto y obra quizás permite una más estrecha cooperación entre proyectista y constructor en materia de salud y seguridad.

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