domingo, 8 de diciembre de 2013

Pequeños contratistas y autónomos

Aunque existen variaciones de un país a otro, la construcción es típicamente una industria de pequeñas empresas. Entre un 70 y un 80 % de los contratistas tienen menos de 20 trabajadores propios. Ello es debido a que muchos contratistas empiezan como industriales individuales en trabajos pequeños, probablemente residenciales. A medida que su negocio se amplía, estos industriales empiezan a dar trabajo a un número reducido de trabajadores. La carga de trabajo en construcción es raramente predecible o constante, pues unos trabajos terminan y otros empiezan sin coincidir en el tiempo. Existe la necesidad en la industria de poder desplazar a grupos de trabajadores con ciertas especialidades de obra en obra según lo requiera el trabajo. 
Los pequeños contratistas cumplen este cometido. Junto a los pequeños contratistas se mueve una multitud de trabajadores autónomos. Al igual que la agricultura, la construcción tiene un porcentaje muy alto de trabajadores por cuenta propia. Estos también suelen ser industriales, como carpinteros, pintores, electricistas, fontaneros y albañiles. Pueden encontrar un puesto en pequeñas obras residenciales o formar parte de la mano de obra en proyectos de más envergadura. Durante el período de gran auge de la construcción de finales del decenio de 1980, hubo un aumento de trabajadores que alegaban ser autónomos. Ello fue debido en parte a los incentivos fiscales para los individuos afectados y a la utilización por los contratistas de estos autónomos, que resultaban más baratos que los empleados propios. Además, los contratistas tenían menores costes de seguridad social, no tenían obligación de dar formación a los autónomos y se podían desprender de ellos con más facilidad al acabarse el trabajo. 
La presencia en la construcción de tantos pequeños contratistas y trabajadores autónomos suele dificultar una gestión efectiva de la salud y la seguridad en la obra en su conjunto, y con una mano de obra tan móvil, ciertamente resulta más difícil impartir una formación de seguridad adecuada. Un análisis de accidentes mortales en el Reino Unido durante un período de 3 años mostró que aproximadamente la mitad de los accidentes mortales sucedió entre los trabajadores que llevaban en la obra una semana o menos. Los primeros días en cualquier obra son singularmente peligrosos para los trabajadores de la construcción pues, aunque sean industriales experimentados, cada obra es una experiencia única.

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