sábado, 7 de diciembre de 2013

PRINCIPALES SECTORES Y SUS RIESGOS

PRINCIPALES SECTORES Jeffrey Hinksman 

El término industria de la construcción se usa en todo el mundo para englobar un colectivo de empresas con prácticas muy diferentes, que se reúnen por un tiempo limitado en el lugar en que se ha de ejecutar una obra de edificación o de ingeniería civil. La escala de trabajos abarca desde un trabajador único que ejecuta un trabajo que dura sólo unos minutos (p. ej., reparar una teja, con un equipo consistente en martillo y clavos y, tal vez, una escalera) hasta vastos proyectos de edificación o de ingeniería civil que duran varios años y que implican a cientos de contratistas diferentes, cada uno de ellos con su propia cualificación, su maquinaria y su equipo. Sin embargo, a pesar de la enorme variedad de escalas y de la complejidad de los trabajos, los sectores principales de la industria de la construcción tienen mucho en común. 
Siempre hay un cliente (denominado a veces la propiedad) y un contratista; —excepto en los trabajos de muy poca importancia, siempre habrá un proyectista, un arquitecto o un ingeniero— y, si el proyecto requiere una gama de especialidades, se requerirán inevitablemente contratistas adicionales que actuarán como subcontratistas del contratista principal (véase también el Apartado “Factores organizativos que afectan a la salud y seguridad” en este Capítulo). Mientras que edificios agrícolas o residenciales pequeños pueden construirse sobre la base de un acuerdo informal entre el cliente y el constructor, la gran mayoría de trabajos de construcción y obras civiles se ejecutan amparados por las cláusulas de un contrato formal entre el cliente y el contratista. 
Este contrato expone los detalles de la estructura o de otros trabajos que el contratista ha de ejecutar, el plazo de construcción y el precio. Los contratos pueden contener muchos otros detalles aparte de la descripción del trabajo, el plazo y el precio, pero estos tres son los esenciales. Los proyectos de construcción se dividen en dos grandes categorías: edificación y obras civiles. El término edificación se aplica a los proyectos de casas, oficinas, tiendas, fábricas, escuelas, hospitales, centrales eléctricas y estaciones de ferrocarril, iglesias, etc., es decir, todos los tipos de estructuras que en el lenguaje común se denominan “edificios”. 
El término obras civiles se aplica al resto de estructuras construidas en nuestro entorno, incluyendo carreteras, túneles, puentes, vías férreas, presas, canales y muelles. Hay estructuras que parecen pertenecer a ambas categorías; un aeropuerto implica la construcción de grandes edificios, así como la obra civil necesaria para la creación del aeropuerto propiamente dicho; un muelle conlleva la construcción de edificios de almacén además de la excavación de la dársena y de la elevación de sus muros. Cualquiera que sea el tipo de estructura, tanto la edificación como las obras civiles implican ciertos procesos, como la construcción o montaje de la estructura, su puesta en funcionamiento, conservación, reparaciones, reformas y, por último, su demolición. Este ciclo de operaciones se repite una y otra vez, independientemente del tipo de estructura.

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