Todas las estructuras de edificios y de obras civiles recorren el
mismo ciclo de concepción o diseño, trabajos preliminares, edificación
(incluyendo la cubierta de un edificio), acabados y prestación
de servicios y puesta en marcha final antes de su entrada en
servicio. A lo largo de los años, los edificios y estructuras que un
día fueron nuevos necesitan mantenimiento, inclusive nueva
pintura y limpieza; es probable que sean rehabilitados, reformados
o reparados para corregir los daños ocasionados por el
tiempo o por un accidente; y, finalmente, tendrán que ser demolidos
para dar lugar a una instalación más moderna o porque su
uso se ha hecho ya innecesario. Esto sucede con las casas; sucede
igualmente con estructuras grandes y complejas como centrales
eléctricas y puentes. Cada fase en la vida de la estructura de un
edificio o una obra civil presenta riesgos generales (como el riesgo
de caídas) o peculiares de ese tipo de proyectos (como el riesgo
de derrumbamiento de las excavaciones durante la preparación
de los cimientos en un edificio o en una obra civil).
Para cada tipo de proyecto (y, desde luego; para cada fase del
proyecto) es posible predecir cuáles van a ser los principales
riesgos para la seguridad de los operarios de la construcción. El
riesgo de caídas es común a todos los proyectos de construcción,
incluso los que se realizan a nivel del terreno. Esto viene avalado
por la estadística de accidentes que muestra que la mitad de los
accidentes mortales entre los operarios de la construcción
implican caídas.
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