Tratándose de edificios, el proyectista es habitualmente un arquitecto,
aunque en viviendas domésticas de pequeña escala, los
propios contratistas pueden poseer la competencia necesaria para
el diseño. Si se trata de un edificio grande o complejo, intervienen
arquitectos que se encargan del proyecto general, así
como ingenieros de estructuras que se ocupan del proyecto de
estructura, e ingenieros especialistas que se encargan de proyectar
las instalaciones. El arquitecto garantizará las necesidades de
espacio para la instalación de la maquinaria y los servicios en los
emplazamientos adecuados del edificio. Los ingenieros especialistas
se preocuparán de garantizar que la planta y las instalaciones
proyectadas funcionen en los niveles de calidad requeridos,
cuando se instalen en los lugares previstos por el arquitecto.
En obras civiles, es más probable que la dirección del proyecto
recaiga en un ingeniero de caminos o de estructuras, aunque en
ciertos trabajos en los que el impacto visual pueda ser un factor
influyente, un arquitecto puede asumir un papel destacado
dentro del equipo del proyecto. En la construcción de túneles,
ferrocarriles y carreteras, lo probable es que la dirección del
proyecto sea asumida por ingenieros de caminos o de
estructuras.
El papel del promotor consiste en tratar de mejorar el uso del
terreno o de los edificios y sacar un beneficio de tales mejoras.
Algunos promotores se limitan a vender el terreno o los edificios
mejorados y no tienen un interés posterior; otros conservan la
propiedad del terreno o incluso de los edificios y cosechan un
interés continuado en forma de alquileres más elevados tras las
mejoras.
La habilidad del promotor reside en identificar terrenos
vacíos o infrautilizados o edificios obsoletos cuyo valor se incremente
aplicando las artes de la construcción.
El promotor puede
utilizar sus recursos financieros, pero quizás más frecuentemente
emplea su habilidad para buscar y atraer otras fuentes de financiación.
Los promotores no son un fenómeno moderno; la
expansión de las ciudades durante los últimos 200 años se debe
en gran parte a ellos. Los promotores pueden ser, a su vez, los
clientes de la obra, o simplemente actuar como representantes
de otros grupos que facilitan la financiación.
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