jueves, 3 de julio de 2014

Violencia

Lamentablemente, la violencia es un componente del trabajo policial. En Estados Unidos, la tasa de homicidios de policías es más del doble de la de la población general. Las agresiones durante el desempeño de sus tareas es algo común entre los funcionarios de policía. Recientemente se han realizado numerosas investigaciones sobre las actividades susceptibles de degenerar en actos de violencia. En cambio, se han proyectado serias dudas sobre la posibilidad de que las disputas domésticas constituyan situaciones de especial riesgo (Violanti, Vena y Marshall 1986). Más recientemente, se clasificaron las actividades que encierran un mayor riesgo de provocar agresiones a los agentes de policía: en primer lugar se situaban el arresto y control de personas sospechosas; en segundo lugar, los atracos, y en tercer lugar, las disputas domésticas. 
El tipo de violencia que amenaza a los funcionarios de policía varía de un país a otro. Por ejemplo, las armas de fuego son más abundantes en Estados Unidos que en el Reino Unido y en el resto de la Europa occidental. En los países en que la intranquilidad política se ha recrudecido recientemente, los agentes de policía pueden ser objeto de atentados con armas de fuego automáticas o de gran calibre. Las heridas por arma blanca pueden producirse en cualquier lugar, si bien las armas largas, como el machete, son más frecuentes en los países tropicales. Los agentes de policía deben mantener un elevado nivel de aptitud física. La formación del personal de policía debe comprender el control físico de los sospechosos, así como el uso de armas de fuego y de otros medios, como el gas CS, el spray de pimienta y la porra. En algunos lugares es necesario el uso de equipo de protección individual del tipo del chaleco blindado. 
También es importante contar con un sistema de comunicación que permita la petición de ayuda. Sin embargo, lo más importante de la formación es la prevención de la violencia. La filosofía actualmente dominante en la actuación policial hace hincapié en el concepto de vigilancia de la comunidad y en la integración del funcionario de policía en la vida de la comunidad. Es de esperar que, a medida que esta filosofía sustituya al concepto de incursión armada en la población, se reducirá la necesidad de recurrir a las armas y a los chalecos blindados. Las secuelas de la violencia no siempre son físicas, pues los actos violentos son extremadamente estresantes, en especial si el incidente se ha saldado con lesiones graves, derramamiento de sangre o muerte. Particular importancia reviste la evaluación de un trastorno por estrés postraumático (TEPT) después de tales incidentes.

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