lunes, 7 de julio de 2014

Enfermedades pulmonares en el trabajo de policía

Las pruebas existentes indican que la frecuencia de la enfermedad pulmonar es inferior entre los policías que en el conjunto de la población. Existen, sin embargo, indicios de una mayor frecuencia de cáncer del aparato respiratorio. La mayoría de los agentes de policía no se exponen habitualmente a la inhalación de sustancias tóxicas en mayor medida que el resto de los vecinos de las comunidades en que prestan sus servicios. Sin embargo, existen excepciones a esta regla general, la más importante de las cuales está representada por los funcionarios de policía que realizan funciones de identificación forense. Existen razones para creer que la frecuencia de trastornos respiratorios y, posiblemente, del asma profesional es mayor en estas personas (Souter, van Netten y Brands 1992; Trottier, Brown y Wells 1994). 
El cianocrilato, utilizado para descubrir huellas dactilares latentes, es un conocido sensibilizador respiratorio. Aparte de la sustancia citada, en este tipo de trabajo, se utilizan habitualmente numerosas sustancias químicas cancerígenas. Esta circunstancia hace que resulte aconsejable que a los policías dedicados a la identificación forense, en especial los que trabajan con huellas dactilares, se les practique anualmente una radiografía de tórax y una espirometría. Por igual razón, en los reconocimientos médicos periódicos de estos funcionarios se debe incluir un estudio detallado del aparato respiratorio. Aunque el hábito de fumar tiende a decrecer, muchos funcionarios de policía no lo han abandonado, lo que tal vez explique el hecho de que en algunos estudios se haya observado un mayor riesgo de sufrir cáncer de pulmón y de laringe entre los policías. Ciertamente, el tabaco constituye un factor importante de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, aparte de ser la causa principal del cáncer de pulmón. 
Cuando un agente de policía contrae cáncer de pulmón, se suele plantear la pregunta de si la enfermedad ha sido causada por la exposición profesional, en particular a los agentes cancerígenos cuya presencia en los polvos utilizados para descubrir las huellas dactilares es conocida. Si el policía fuma, resulta imposible atribuir de modo fiable el cáncer a cualquier exposición profesional. Resumiendo, las enfermedades respiratorias no suelen figurar entre los riesgos laborales del trabajo de policía, salvo en quienes realizan trabajos de identificación forense.

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