sábado, 11 de enero de 2014

Explosivos

La demolición mediante el empleo de explosivos se puede hacer con seguridad, pero se ha de planificar cuidadosamente y ha de ser ejecutada tan sólo por obreros experimentados, bajo una supervisión competente. A diferencia de las demoliciones militares con explosivos, el objetivo de las voladuras no consiste en reducir totalmente el edificio a un montón de escombros. 
El modo seguro de ejecutarlo, después del debilitamiento de la estructura, consiste en no emplear más explosivo que el necesario para derribar la estructura con certeza, de modo que los escombros puedan ser retirados con seguridad y recuperada la chatarra. Los contratistas que ejecutan la voladura deberán efectuar un reconocimiento de la estructura, y estudiar los planos y toda la información posible sobre el método y los materiales con que fue construida. Sólo con esta información es posible determinar, en primer lugar, si la voladura es idónea; dónde se han de colocar las cargas, cuánto explosivo se tiene que usar, qué pasos pueden ser necesarios para evitar la expulsión de los escombros y qué clase de zonas de separación será necesario establecer alrededor del lugar de la voladura, para proteger a los trabajadores y a los viandantes. Si se tiene que practicar un número de cargas, el disparo eléctrico con detonadores será normalmente más práctico, pero los sistemas eléctricos pueden tener fallos, por lo que en obras más sencillas puede ser más práctico y seguro el uso de un cordón detonador. 
Los aspectos de las voladuras que requieren una cuidadosa planificación previa son: saber lo que hay que hacer en caso de que falle una detonación o si la estructura no cae como estaba previsto y se queda colgando en un estado de inestabilidad peligroso. Si el trabajo se encuentra próximo a viviendas, carreteras o polígonos industriales, deberá alertarse a los moradores de la zona; la policía local se suele encargar de despejar la zona y cortar el tráfico de peatones y vehículos. Las estructuras altas, como torres de televisión o de refrigeración, pueden ser demolidas mediante explosivos, con tal de que hayan sido debilitadas de antemano para que caigan con seguridad. Los trabajadores de las demoliciones están expuestos a altos niveles de ruido a causa de la maquinaria ruidosa y las herramientas, de la caída de escombros y de las explosiones. Normalmente se precisará la utilización de protección acústica. Durante la demolición de edificios se generan grandes cantidades de polvo. Un reconocimiento preliminar deberá determinar dónde y cuándo aparecen plomo o amianto; si ello es posible se deben sacar antes de empezar la demolición. Incluso en ausencia de tan notables riesgos, el polvo de las demoliciones a menudo provoca irritación, aunque no es realmente nocivo, pero se deberá usar una mascarilla antipolvo aprobada si la zona de trabajo no se puede mantener regada para controlar el polvo. La demolición es a la vez sucia y ardua, y es necesario habilitar un alto nivel de servicios higiénicos, incluyendo aseos, duchas, armarios para la ropa normal y para las ropas de trabajo y un local que sirva para descanso y comedor.

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