Para reducir la concentración de la exposición conviene considerar
la fuente, el entorno en que se produce un riesgo y los
trabajadores expuestos al mismo. Como regla general, cuanto
más próximos a la fuente sean los controles, más eficaces serán y
mejor resultado darán. Tres son los tipos de controles que se
pueden utilizar para reducir la concentración de los riesgos en el
trabajo. Estos son, siguiendo el orden de mayor a menor eficacia:
• controles de ingeniería en la fuente
• controles medioambientales que eliminan el riesgo del entorno
• protecciones personales facilitadas al trabajador
Controles de ingeniería
Los riesgos se originan en una fuente. La manera más eficiente de
proteger a los trabajadores de los riesgos es cambiar la fuente
primaria con algún cambio tecnológico. Por ejemplo, una
sustancia más peligrosa puede ser sustituida por una menos peligrosa.
El amianto puede ser sustituido por fibras de vidrio sintéticas
no inspirables, y los disolventes orgánicos de las pinturas
pueden ser sustituidos por agua. De igual modo, abrasivos sin
sílice pueden reemplazar a la arena en el decapado abrasivo
(también denominado chorreo de arena). O se puede cambiar a
fondo un proceso, tal como sustituir los martillos neumáticos por
martillos de impacto que originan menos ruido y vibraciones.
Si al serrar o al taladrar se genera polvo, partículas o ruidos, estos
procesos se pueden realizar cortando con cizallas o mediante
punzonamiento. Las mejoras tecnológicas reducen los riesgos de
algunos problemas musculosqueléticos y otros problemas de
salud. Muchos de los cambios son sencillos, por ejemplo, un
destornillador a dos manos con un mango más largo aumenta el
par de torsión en el objeto y reduce la fatiga en las muñecas.
Controles medioambientales
Los controles medioambientales se utilizan para eliminar una
sustancia peligrosa del entorno, si es portada por el aire, o para
protegerse de la fuente, si se trata de un riesgo físico. En un
trabajo determinado se puede usar un sistema extractor local
(SEL) a base de una campana y un conducto de ventilación para
recoger los humos, vapores o el polvo. Sin embargo, puesto que la
ubicación de las tareas que emiten materiales tóxicos es variable,
y como la estructura también cambia, cualquier SEL tendrá que
ser móvil y flexible para adaptarlo a esos cambios. Colectores de
polvo con ventiladores y filtros montados sobre ruedas, fuentes de
energía autónomas, conductos flexibles y suministros de agua
móviles se han utilizado en muchas obras para asegurar la extracción
en una serie de procesos generadores de riesgos.
Un método sencillo y eficaz de controlar la exposición a
riesgos físicos por radiaciones (ruido, radiación ultravioleta (UV)
por soldadura al arco, radiación infrarroja (IR), calor irradiado
por objetos calientes) consiste en protegerse de ellos con algún
material adecuado. Las planchas de contrachapado protegen
de las radiaciones IR y UV, y un material fonoabsorbente o
fonorreflectante proporcionará cierta protección de las fuentes
de ruido.
Las fuentes principales de fatiga por calor son el clima y el
trabajo físico. Los efectos adversos de la fatiga térmica pueden
evitarse mediante reducciones de la carga de trabajo, provisión
de agua y pausas adecuadas a la sombra y, tal vez, trabajando de
noche.
Protección individual
Cuando los controles de ingeniería o los cambios de prácticas de
trabajo no bastan para proteger a los trabajadores adecuadamente,
éstos pueden necesitar un equipo de protección individual
(EPI) (véase la Figura 93.3). Para que tal equipo sea eficaz,
los trabajadores deberán ser instruidos en su uso, y el equipo debe acoplarse perfectamente, y asimismo ha de ser revisado y
mantenido en buen estado. Además, si otras personas que están
en la proximidad pueden estar expuestas al riesgo, deben ser
protegidas o se debe impedir su acceso a la zona.
El uso de ciertos equipos personales puede originar
problemas. Por ejemplo, los trabajadores de la construcción, a
menudo, trabajan en equipo y por ello tienen que comunicarse
entre sí, pero el empleo de máscaras respiratorias dificulta la
comunicación. El uso de ropa protectora de cuerpo entero
puede contribuir a la fatiga por calor, por su pesadez y por no
permitir la disipación del calor corporal.
La posesión de equipos de protección sin conocer sus limitaciones
también puede crear la ilusión en los trabajadores o en las
empresas de que los trabajadores están protegidos cuando la
realidad es que, en ciertas condiciones de exposición, no lo
están. Por ejemplo, corrientemente no hay guantes que protejan
más de 2 horas contra el cloruro de metileno, un ingrediente
común para arrancar pinturas. Tampoco hay suficientes datos
acerca de la protección que los guantes ofrecen contra mezclas
de disolventes como las que contienen a la vez acetona y tolueno
o metanol y xileno. El nivel de protección depende de la forma
de utilización del guante. Además, los guantes suelen ensayarse
con una sola sustancia química a la vez, y raramente durante
más de 8 horas.
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