Los buzos deberán ser consultados por su supervisor si se encuentran en
buena condición, en especial si padecen alguna dolencia respiratoria,
antes de permitir su inmersión. El equipo de inmersión
(trajes, cinturones, cuerdas, máscaras y botellas con sus válvulas)
deberá comprobarse cada día antes de su uso.
Los buzos deberán demostrar que saben manejar satisfactoriamente
las botellas y válvulas de demanda en presencia de su
supervisor.
En caso de accidente u otros motivos para el súbito ascenso de
un buzo a la superficie, puede experimentar o sentirse en peligro
de experimentar la enfermedad del buzo y requerir una recompresión.
Por tal razón es deseable que, antes de comenzar la
inmersión, se sepa dónde encontrar una cámara de descompresión
médica o en todo caso adecuada para submarinistas.
El personal a cargo de la cámara deberá ser alertado de que se
está realizando una inmersión. Deberán estar disponibles los
medios para el rápido transporte de los submarinistas con necesidad
de descompresión.
A causa de su instrucción y del equipo necesario, además del
apoyo que precisan por razones de seguridad, el empleo de
buzos es muy caro, a pesar de que el tiempo de trabajo real
sumergido sea breve. Por estas razones existe la tentación entre
los contratistas de trabajos submarinos de utilizar buzos
poco instruidos o aficionados o equipos de inmersión faltos de
efectivos o equipamiento. Sólo debe recurrirse para este tipo
de trabajos a contratistas de confianza y se ha de prestar atención
especial para la selección de buzos que afirman haber recibido
entrenamiento en otros países con unos niveles menos
exigentes.
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