La demolición es quizás la operación más peligrosa de la
construcción.
Reúne todos los riesgos del trabajo en altura y de la caída de
materiales, pero además se lleva a cabo en una estructura que ha
sido debilitada bien a causa de la propia demolición, bien a
resultas de tormentas, daños producidos por inundaciones,
incendios, explosiones o del uso y deterioro natural.
Los riesgos
que se producen durante la demolición son caídas, golpes o el
soterramiento por el material derribado o por el derrumbamiento
espontáneo de la estructura, el ruido y el polvo. Uno de
los problemas prácticos para asegurar la salud y la seguridad
durante la demolición es que se pueda ejecutar muy rápidamente;
con los equipos actuales se puede realizar una demolición
importante en un par de días.
Existen tres métodos principales para demoler una estructura:
derribarla de un modo sistemático; tirarla abajo o volarla
mediante el uso de explosivos. El método a elegir viene condicionado
por el estado de la estructura, sus alrededores, los motivos
de la demolición y su costo. Generalmente el uso de explosivos
no será posible si hay edificios próximos. La demolición necesita ser planificada con tanto cuidado como cualquier otra fase de la
construcción.
La estructura a demoler debe ser examinada a
fondo estudiando los planos disponibles, de modo que el contratista
de la demolición pueda disponer de la mayor información
posible sobre su naturaleza, su método de construcción y sus
materiales. Comúnmente en los edificios y otras estructuras que
se van a demoler se puede encontrar amianto, lo cual exige recurrir
a contratistas especializados en su manipulación.
La planificación del proceso de demolición debe garantizar
que la estructura no se sobrecargará o se cargará desigualmente
con escombros y que se dejen huecos adecuados para la caída de
escombros y su retirada segura. Si la estructura resulta debilitada
al cortar partes de la misma (especialmente si se trata de
hormigón armado u otros tipos de estructura sometidos a
esfuerzos importantes) o por el derribo de partes de un edificio
tales como forjados o muros interiores, ello no debe debilitar la
estructura de modo que se pueda producir un derrumbamiento
inesperado. La caída de los materiales de escombro y chatarra
deberá planificarse de modo que se puedan retirar o guardar
con seguridad y adecuadamente; a veces el coste de un trabajo
de demolición depende de la recuperación de la chatarra o de
los componentes de valor.
Si la estructura se tiene que demoler sistemáticamente
(p. ej., bajando paso a paso), sin usar piquetas mecánicas controladas
a distancia, los obreros tendrán que realizar el trabajo
necesariamente con herramientas de mano o herramientas
mecánicas manuales. Ello supone que deben trabajar en altura
en sitios al descubierto o por encima de los huecos practicados
para la caída de los escombros. De acuerdo con ello, será preciso
usar andamios de trabajo provisionales. La estabilidad de tales
andamios no deberá ser puesta en peligro por la retirada de
partes de la estructura o por la caída de los escombros. Si las
escaleras ya no están disponibles para el uso por los obreros,
porque la caja de las mismas se usa para dejar caer los escombros,
y se tendrán que habilitar escaleras o andamios exteriores.
La retirada de puntas, agujas u otros elementos elevados
situados en lo alto de los edificios resulta a veces más seguro si
los operarios trabajan desde cubos debidamente diseñados y
colgados del gancho de seguridad de una grúa.
En la demolición sistemática, el método más seguro de
proceder es derribar el edificio en un orden opuesto a aquel en
que fue construido. La retirada de escombros se debe hacer de
manera regular de modo que los accesos y zonas de trabajo no
resulten obstruidos.
Si la estructura se ha de derribar por empuje o por tirón o
echada abajo, normalmente ha de debilitarse con anterioridad,
con los riesgos que ello conlleva. El derribo por tirón se suele
hacer eliminando forjados y muros, fijando cables a puntos
fuertes en las partes superiores del edificio y usando una excavadora
u otra máquina pesada para tirar del cable. Existe un
peligro evidente de que los cables salgan volando al romperse a
causa de una sobrecarga o por el fallo del punto de anclaje en el
edificio. Esta técnica no es viable para edificios muy altos. Para
derribar por empuje, igualmente después de debilitar la estructura,
se requiere el uso de maquinaria pesada, como empujadoras
o palas montadas sobre orugas. Las cabinas de estas
máquinas deben ser protegidas con defensas para evitar que los
conductores sean lesionados por los escombros al caer. No se
permitirá que el emplazamiento resulte obstruido por los escombros
caídos, de modo que pueda poner en peligro la estabilidad
de la máquina usada para el derribo, por tirón o por empuje.
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