La forma más corriente de dermatosis profesional que se da entre
los trabajadores de la construcción está causada por la exposición
al cemento. Según el país, del 5 al 15 % de los trabajadores de la
construcción —la mayoría de ellos, albañiles— contraen algún tipo
de dermatosis a lo largo de su vida laboral. La exposición al
cemento origina dos tipos de dermatosis: (1) dermatitis crónica por
contacto, que consiste en una irritación local de la piel expuesta al
cemento húmedo; y (2) dermatitis alérgica por contacto, que es una
reacción cutánea alérgica generalizada producida por la exposición
a la adición de cromo hidrosoluble que se encuentra en la
mayoría de los cementos. Un kilogramo de polvo normal de
cemento contiene de 5 a 10 mg de cromo hidrosoluble.
El cromo
tiene su origen en la materia prima y en el proceso de producción
(principalmente de las estructuras de acero empleadas en el
proceso).
La dermatitis alérgica por contacto es crónica e induce fatiga. Si
no se trata adecuadamente, puede llegar a reducir la productividad
del trabajador y, en muchos casos, puede ser la causa de su jubilación
prematura. En los decenios de 1960 y 1970, la dermatitis
causada por el cemento fue la causa más comúnmente reseñada
de jubilación prematura entre los trabajadores de la construcción en
los países escandinavos. Por esta razón, se acometieron procedimientos
técnicos e higiénicos para evitar la dermatitis por el
cemento. En 1979, científicos daneses sugirieron que la reducción
del cromo hexavalente hidrosoluble a cromo trivalente insoluble
mediante la adición de sulfato ferroso durante la fabricación podría
evitar la dermatosis producida por el cromo (Fregert, Gruvberger y
Sandahl 1979).
En 1983, Dinamarca aprobó una legislación que exigía el uso
de cemento con menores niveles de cromo hexavalente.
A principios
de 1987, le siguió Finlandia con una medida legislativa
similar y, en 1989 y 1993, respectivamente, Suecia y Alemania
adoptaron decisiones administrativas análogas. En estos cuatro
países se determinó que el contenido aceptado de cromo hidrosoluble
en agua fuera inferior a 2 mg/kg.
Antes de la decisión finlandesa en 1987, el Consejo de Protección
de los Trabajadores quiso evaluar la frecuencia de la
dermatitis crónica en Finlandia. El Consejo solicitó del Instituto
Finlandés de Salud en el Trabajo el control de la incidencia de
dermatosis profesional entre los trabajadores de la construcción,
para evaluar la efectividad de la adición de sulfato ferroso al
cemento para evitar la dermatitis producida por el cromo. El Instituto
se basó para ello en los datos del Registro finlandés de enfermedades
laborales desde 1978 hasta finales de 1992. Los resultados
indicaron que la dermatitis en las manos inducida por el cromo
había desaparecido prácticamente entre los trabajadores de la
construcción, mientras que la incidencia de dermatitis por contacto
tóxico había permanecido invariable durante el período estudiado
(Roto y otros 1996).
En Dinamarca sólo se detectó un caso de sensibilización a los
cromatos a causa del cemento en un total de 4.511 pruebas realizadas
entre 1989 y 1994 con los pacientes de un hospital dermatológico;
de ellos, 34 eran trabajadores de la construcción. El
número de casos positivos de exposición al cromato entre los trabajadores
de la construcción esperado era de 10 entre cada
34 sujetos (Zachariae, Agner y Menn J1996).
Cada vez parece más claro que la adición de sulfato ferroso al
cemento evita la sensibilización al cromato entre los trabajadores
de la construcción. Además, nada indica que la adición de sulfato
ferroso al cemento comporte efectos negativos para la salud de los
trabajadores expuestos. El proceso es viable desde el punto de
vista económico y las propiedades del cemento no se alteran. Se
ha calculado que la adición de sulfato ferroso al cemento encarece
los costes de producción a razón de 1 dólar estadounidense por
tonelada.
El efecto reductor del sulfato ferroso dura 6 meses; el
producto debe mantenerse seco porque la humedad neutraliza su
efecto.
La adición de sulfato ferroso al cemento no cambia su alcalinidad.
Por tanto, los trabajadores deben usar una protección
adecuada para la piel. En cualquier circunstancia, los trabajadores
de la construcción deben evitar el contacto del cemento húmedo
con la piel desnuda. Esta precaución es particularmente importante
al iniciarse la producción del cemento, cuando los pequeños
ajustes de los elementos moldeados se hacen manualmente.
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