Se informado ampliamente de las enfermedades de la piel y se
dice que constituyen un 25 % o más de todas las enfermedades
cutáneas laborales. Se han observado varias formas, comprendiendo
inclusiones en la piel, erosiones periungulares, lesiones
eczematosas difusas e infecciones cutáneas (forúnculos, abscesos y
panadizos).
Sin embargo, éstas son más frecuentes entre los que
usan el cemento (p. ej., albañiles) que entre los trabajadores de las
fábricas de cemento.
Ya en 1947 se sugirió que el eczema del cemento podría ser
debido a la presencia en el mismo de cromo hexavalente
(evidenciado por el ensayo de solución de cromo). Probablemente,
las sales de cromo entran en las papilas dérmicas, se
combinan con las proteínas y producen una sensibilización de
naturaleza alérgica. Puesto que las materias primas empleadas
para la fabricación del cemento en general no contienen cromo,
se ha indicado como posibles fuentes del cromo en el cemento
las siguientes: la roca volcánica, la abrasión del revestimiento
refractario del horno, las bolas de acero utilizadas en los molinos
de pulverización y las diferentes herramientas empleadas para
machacar y moler las materias primas y la escoria. La sensibilización
al cromo puede ser la causa que conduce a la sensibilidad
al níquel y al cobalto. Se considera que la alta alcalinidad del
cemento es un factor importante en las dermatosis del cemento.
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