Riesgos físicos
Los riesgos físicos se encuentran presentes en todo proyecto de
construcción. Entre ellos se incluyen el ruido, el calor y el frío, las
radiaciones, las vibraciones y la presión barométrica. A menudo,
el trabajo de la construcción se desarrolla en presencia de calores
o fríos extremos, con tiempo ventoso, lluvioso, con nieve, niebla o
de noche. También se pueden encontrar radiaciones ionizantes
y no ionizantes, y presiones barométricas extremas.
La maquinaria que ha transformado la construcción en una
actividad cada vez más mecanizada, también la ha hecho mucho
más ruidosa.
El ruido proviene de motores de todo tipo (vehículos,
compresores neumáticos y grúas), cabrestantes, pistolas de
remaches, de clavos, para pintar, martillos neumáticos, sierras
mecánicas, lijadoras, buriladoras, aplanadoras, explosivos, etc.
El ruido está presente en los proyectos de demolición por la
misma naturaleza de su actividad. Afecta no sólo al operario que
maneja una máquina que hace ruido, sino también a todos los
que se encuentran cerca y, no sólo causa pérdida de audición
producida por el ruido, sino que enmascara otros sonidos que
son importantes para la comunicación y la seguridad.
Los martillos neumáticos, muchas herramientas de mano y la
maquinaria de movimiento de tierras y otras grandes máquinas
móviles también someten a los trabajadores a vibraciones en
todo el cuerpo o en una parte del mismo.
Los riesgos derivados del calor o del frío surgen, en primer
lugar, porque gran parte del trabajo de construcción se desarrolla
a la intemperie, que es el principal origen de este tipo de
riesgos.
Los techadores están expuestos al sol, a menudo sin
ninguna protección, y muchas veces han de calentar recipientes
de alquitrán, recibiendo, por ello, fuertes cargas de calor por
radiación y por convección que se añaden al calor metabólico
producido por el esfuerzo físico. Los operadores de maquinaria inadecuadas o de esfuerzos violentos (véase la Figura 93.1). Las
caídas debidas posiciones inestables, huecos sin protección y
resbalones en andamios (véase la Figura 93.2) y escaleras son
muy corrientes.
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