La prevención de la exposición al polvo debe realizarse, en
primer lugar, mediante la adopción de medidas técnicas, tales
como perforación húmeda (y/o perforación con SEL), regando el
material antes de su retirada y carga, SEL en las máquinas del
túnel y ventilación mecánica de los túneles. En algunas operaciones,
las medidas técnicas de control pueden resultar insuficientes
para rebajar la concentración del polvo respirable a un
nivel aceptable (p. ej., durante el barrenado y, a veces, en el caso
de barrenado con humedad), y, por tanto, puede ser necesario
complementar la protección de los trabajadores que realizan tales
operaciones con el empleo de máscaras respiratorias.
La eficacia
de las medidas técnicas de control debe comprobarse mediante el
control de la concentración de polvo en el aire. En el caso de
polvo fibrógeno, será necesario adaptar el programa de control
de modo que permita el registro de la exposición de los trabajadores
individualmente. Los datos de exposición individual, junto
con los datos de salud de cada trabajador, son necesarios para la
valoración del riesgo de neumoconiosis en unas condiciones de
trabajo determinadas, así como para la evaluación de la eficacia
de las medidas de control a largo plazo. En último lugar, en particular,
el registro individual de las exposiciones es necesario para
evaluar la aptitud de los trabajadores individuales para continuar
en sus puestos de trabajo.
Dada la naturaleza de los trabajos subterráneos, la protección
contra el ruido depende mayormente de las protecciones auditivas
personales.
Una protección eficaz contra las vibraciones,
por otra parte, se puede conseguir solamente eliminando o reduciendo
las vibraciones mediante la mecanización de las operaciones
que entrañan tal riesgo. El EPI no resulta eficaz.
Análogamente, el riesgo de dolencias debidas a una sobrecarga física de las extremidades superiores sólo puede aminorarse con
la mecanización.
Es posible influir en la exposición a sustancias químicas
mediante la elección de una tecnología apropiada (eliminando la
utilización de resinas de formaldehídos y de la formamida) por
medio de un buen mantenimiento (p. ej., de los motores de
gasóleo) y con una ventilación adecuada. A veces resultan muy
eficaz la organización y la adopción precauciones en el régimen
de trabajo, especialmente para la prevención de dermatosis.
El trabajo en lugares subterráneos cuya composición del aire
se desconoce exige una estricta observancia de las normas de
seguridad. No se permitirá la entrada en tales recintos sin portar
equipos respiratorios autónomos. El trabajo debe ejecutarse por
grupos de al menos tres personas —un trabajador se introducirá
en el espacio subterráneo, con aparato de respiración y cinturón
de seguridad, y los otros permanecerán en el exterior sujetando
una cuerda amarrada al trabajador que está en el interior—.
En
caso de accidente es necesario actuar con rapidez. Se han
perdido muchas vidas tratando de salvar a la víctima de un accidente,
cuando no se tuvo en cuenta la seguridad del que acudía
al rescate.
Los reconocimientos médicos periódicos antes y después de la
contratación son una parte necesaria de las precauciones de
salud y seguridad de los trabajadores en los túneles. La
frecuencia de los reconocimientos periódicos y el tipo y rango de
los reconocimientos especiales (rayos X, funciones pulmonares,
audiometría, etc.) deben fijarse individualmente para cada obra
y para cada tarea de acuerdo con las condiciones de trabajo.
Antes de iniciar los trabajos subterráneos es preciso efectuar
una inspección del emplazamiento y tomar muestras para planificar
los trabajos de excavación. Una vez que el trabajo está en
marcha, hay que inspeccionar el tajo diariamente para evitar la
caída del techo o la formación de cuevas. El lugar de trabajo de
los trabajadores solitarios debe inspeccionarse al menos dos
veces en cada turno. Se instalarán equipos contra incendios,
estratégicamente situados a todo lo largo del tramo subterráneo.
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