La medición y evaluación de la exposición a los riesgos laborales
requiere tener en cuenta el modo peculiar en que se produce la
exposición de estos trabajadores. Las mediciones y los límites de
exposición en la higiene industrial convencional se basan en
promedios de jornadas de 8 horas. Pero dado que las exposiciones
en la construcción son habitualmente breves, intermitentes,
variadas pero de probable repetición, tal tipo de
mediciones y límites de exposición no son tan útiles como en
otros trabajos. La medición de la exposición puede basarse
en tareas mejor que en turnos de trabajo. De acuerdo con este
enfoque, se pueden identificar tareas distintas y los riesgos característicos
de cada una de ellas. Una tarea es una actividad limitada,
como la soldadura, el lijado de cartón-yeso, la pintura, la
instalación de fontanería, etc. Si las exposiciones se caracterizan
por tareas, deberá ser posible desarrollar un perfil de exposición
para un trabajador individual con conocimiento de las tareas que
realicen o que se realicen tan próximas a él que puedan provocar
una exposición. A medida que aumenta el conocimiento de la
exposición basada en las tareas, es posible desarrollar controles
basados en las mismas.
La exposición varía con la concentración del riesgo y la
frecuencia y duración de la tarea. Como enfoque general del
control de riesgos, es posible reducir la exposición reduciendo
la concentración o la duración o frecuencia de la tarea. Dado
que la exposición en la construcción es intermitente de por sí,
los controles administrativos que se basan en reducir la
frecuencia o la duración de la exposición son menos prácticos
que en otras industrias. Por consiguiente, la manera más eficaz
de reducir la exposición consiste en reducir la concentración
de riesgos. Otros aspectos importantes del control de la exposición
incluyen la disponibilidad de instalaciones sanitarias y de
comedor, y la educación y formación.
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