Los dolores lumbares de espalda, especialmente frecuentes en los
hombres de edad madura, constituyen una de las principales
causas de absentismo en todo el mundo occidental. Son numerosos
los factores que predisponen a sufrir dolores crónicos de
espalda y algunos, como el consumo de tabaco, resultan difíciles
de comprender empíricamente.
Por lo que respecta a la profesión de conductor, existen
pruebas fehacientes de que los conductores profesionales tienen
un riesgo considerablemente mayor de sufrir dolores lumbares,
y lo mismo puede decirse de los agentes de policía que pasan
buena parte de la jornada de trabajo al volante. En efecto, la
mayoría de los coches patrulla siguen estando equipados con los
asientos que les montan en la fábrica. Aunque existen diversos
tipos de respaldos y otros dispositivos que permiten apoyar las
vértebras lumbares, el problema persiste.
Existen indicios de que los enfrentamientos físicos pueden
contribuir al desarrollo de dolores de espalda.
También pueden
influir los accidentes de circulación, especialmente de los coches
patrulla. También pueden ser factores coadyuvantes algunas
prendas utilizadas por los policías, como los cinturones gruesos
de cuero provistos de pesados herrajes.
Es importante recordar que el estrés puede precipitar o
agudizar el dolor de espalda y que algunos funcionarios de
policía pueden considerarlo más aceptable que la necesidad
de recuperarse de un traumatismo emocional como causa de
baja por enfermedad.
Es evidente que determinados ejercicios concebidos para
conservar la flexibilidad y fortalecer los músculos de la espalda
pueden contribuir sustancialmente a mejorar el funcionamiento
y a reducir los síntomas. Se han publicado numerosos sistemas
de clasificación de los dolores de espalda. Las distintas manifestaciones
del dolor se abordan mediante diferentes criterios de
intervención activa, en el marco de unos programas específicos
de fortalecimiento de la musculatura. Es preciso identificar unos
esquemas sintomáticos específicos de los agentes de policía e
iniciar tratamientos e intervenciones adecuados. Esto exige una
evaluación periódica por parte de médicos conocedores de este
síndrome clínico y capaces de intervenir eficazmente en el
estadio inicial. Es igualmente importante mantener un buen
nivel general de aptitud física para evitar que este costoso y
generalizado síndrome crónico produzca discapacidad.
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