Perfil general
Historia y tendencias futuras
Cuando en 1903 Wilbur y Orville Wright efectuaron con éxito su
primer vuelo, la construcción de aviones era un oficio que practicaban
inventores y aventureros de forma artesanal en pequeños
talleres. La aportación, pequeña aunque decisiva, de los aviones
militares de la primera Guerra Mundial hizo que la construcción
de aviones saliese de los talleres y pasara a la producción en serie.
Los aviones de segunda generación permitieron a los operadores
de posguerra adentrarse en el ámbito comercial, principalmente
en el transporte de correo y carga urgente. Por aquel entonces,
los aviones de línea seguían sin presurizar, sus sistemas de calefacción
eran deficientes y no podían volar por encima de condiciones
climatológicas adversas. A pesar de estos inconvenientes, el
tráfico de pasajeros aumentó un 600 % entre 1936 y 1941,
aunque continuaba siendo un lujo sólo al alcance de unos pocos.
Los significativos avances de la tecnología aeronáutica y la consiguiente
utilización de la fuerza aérea durante la segunda Guerra
Mundial alentaron el vertiginoso crecimiento de la construcción
aeronáutica que tuvo lugar en los Estados Unidos, el Reino
Unido y la Unión Soviética tras la finalización del conflicto.
A partir de la segunda Guerra Mundial, los misiles tácticos y
estratégicos, los satélites de navegación y reconocimiento, y las
aeronaves tripuladas fueron ganado protagonismo en el ámbito
aeronáutico militar. Las comunicaciones vía satélite y las tecnologías
de control geográfico y de previsión meteorológica han ido
ganando en importancia comercial. A finales del decenio de
1950, la aparición de los turborreactores comerciales hizo que los
viajes en avión fueran más rápidos y cómodos, con lo que se
disparó el crecimiento del transporte aéreo comercial. En 1993
la cifra anual de vuelo —en términos de pasajeros/milla—
rondaba los 1,25 billones. Para el año 2013 se espera triplicarla.
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