La fase de montaje comienza con la elaboración de submontajes
a partir de las piezas componentes. Entre los submontajes
principales destacan las alas, los estabilizadores, las secciones del
fuselaje, el tren de aterrizaje, las puertas y los componentes interiores.
El montaje de las alas resulta particularmente laborioso,
ya que requiere taladrar con precisión numerosos orificios en el
revestimiento metálico, en los que se introducen los clavos para
remachar. Una vez terminado, el ala se limpia y se sella desde el
interior para asegurar la estanqueidad de los depósitos de
combustible. El montaje final tiene lugar en inmensas naves
de montaje, algunas de las cuales se cuentan entre los edificios
de construcción más grandes del mundo. La línea de montaje
consta de varias posiciones secuenciales en cada una de las
cuales permanece la estructura del avión durante varios días
—e incluso hasta más de una semana— mientras se efectúan los
trabajos correspondientes. Numerosos trabajos de montaje
tienen lugar simultáneamente en cada una de las posiciones, con
lo que se originan situaciones en las que puede producirse una
exposición cruzada a productos químicos. Las piezas y los
submontajes se colocan en la posición apropiada por medio de
plataformas rodantes, dispositivos de transporte fabricados a
medida y grúas-puente. Estas últimas desplazan la estructura del
avión de una posición a otra hasta que queden instalados los
trenes de aterrizaje principal y de morro. A partir de ese
momento, los desplazamientos se efectúan remolcando la estructura
del avión.
Durante la fase final de montaje, las secciones del fuselaje se
ensamblan entre sí en torno a un armazón, mediante remaches
embutidos. A continuación se colocan las vigas y los largueros de
sustentación del suelo del aparato, y se recubre todo el interior
con una capa de compuesto anticorrosión. Las secciones delantera
y trasera del fuselaje se ensamblan con las alas por medio de
la sección de encastre (una estructura en forma de caja que
actúa como depósito principal de combustible y como centro
estructural del avión). El interior del avión se cubre en su totalidad
con mantas de fibra de vidrio que actuarán de aislante, se
tienden el cableado eléctrico y las conducciones de aire, al
tiempo que las superficies interiores se cubren de paneles decorativos. A continuación —y para uso de los pasajeros— se
procede a instalar las luces y las máscaras de oxígeno de emergencia,
que incorporan habitualmente los portaequipajes. Las
cocinas, los aseos y los asientos —ensamblados previamente—
se instalan manualmente asegurándolos a los raíles de fijación
que discurren por todo el suelo del avión, y que permiten
cambiar rápidamente la configuración de la cabina de pasajeros,
de acuerdo con las necesidades de la compañía. A continuación
se instalan los trenes de aterrizaje principal y de morro, así como
las plantas motrices y los equipos de aviónica. Una vez comprobado
exhaustivamente el funcionamiento de la totalidad de los
componentes del avión, éste se remolca hasta un hangar independiente
y bien ventilado para proceder a su pintura. El
pintado comienza por una capa de imprimación protectora
(por lo general a base de cromato de zinc) seguida de una capa
decorativa externa a base de pinturas de uretano o epoxídicas.
Antes de proceder a su entrega, el avión es sometido a una serie
de rigurosas pruebas tanto en tierra como en vuelo.
Además de los trabajadores que participan en los procesos
reales de ingeniería y construcción, hay otros muchos dedicados
a las tareas de planificación, seguimiento e inspección de
trabajos, facilitando así el trasiego de piezas y de herramientas.
El personal técnico se encarga del mantenimiento de las herramienta
mecánicas y de la puesta a punto de los dispositivos de
corte. Se precisan también muchos trabajadores para el mantenimiento
de las instalaciones, los servicios de conserjería y
manejo del parque de vehículos .
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